En la esquina de las calles Juan Aldama y Zaragoza, en el corazón de la ciudad de Lerdo, se encuentra un rincón que ha sido testigo de innumerables reuniones familiares y amistades forjadas alrededor de una mesa: "Lonches Mingo". Este establecimiento, con más de medio siglo de historia, ha logrado convertirse en un lugar emblemático, donde la tradición y el buen sazón se encuentran en cada plato.
Domingo Arrollo, el hijo menor de Don Mingo, nos comparte cómo inició esta historia, que hoy es parte del patrimonio gastronómico de la región. "Mis papás comenzaron en un local pequeño, al lado de una cantina llamada El Tecolote. Luego nos mudamos a otro local afuera del mercado por la Cuauhtémoc, hasta llegar aquí, donde estamos actualmente", relata con nostalgia.
El legado de Don Mingo y su esposa es un ejemplo de trabajo en equipo y dedicación. Juntos, han logrado mantener viva la tradición de preparar lonches y pozole con el mismo amor y esmero que en sus primeros días. Y es que, como nos cuenta Domingo, el secreto del éxito está en ponerle un toque especial a cada platillo que sale de su cocina.
'Lonches de pavo'
En sus inicios, solo se vendían los populares "lonches de pavo", que en realidad eran de frijoles, pero con un toque de humor los apodaban "de pavorosos frijoles". En aquellos tiempos, costaban un peso, y hoy, 53 años después, su precio ronda los cuarenta y seis pesos. Pero no solo los lonches son el alma de este lugar; el pozole, preparado a diario con 120 litros de caldo, también es una de las especialidades más demandadas.
"Cuenta la leyenda que, en aquel entonces, los muchachos llegaban y pedían un lonche de frijoles, pero para no decir que eran solo de frijoles, les decían que eran de pavo, de pavorosos frijoles", dice Domingo con una sonrisa, recordando esas anécdotas que han quedado grabadas en la memoria de los laguneros.
Claves del éxito
La calidad en cada platillo y el trato cercano con sus clientes han sido las claves del éxito de los lonches de Don Mingo. No solo las familias de la región han hecho de este lugar su favorito, sino también figuras como Uriel Antuna, exjugador del Santos, y algunos artistas que visitaban Lerdo durante el festival Lerdantino.
Para mantener la tradición, los Arrollo comienzan a preparar los alimentos desde las seis de la mañana, listos para abrir sus puertas al público a partir de la una de la tarde y hasta la medianoche, todos los días del año, salvo el 25 de diciembre y año nuevo.
Domingo se siente orgulloso al ver cómo los clientes de toda la vida siguen regresando, ahora acompañados por las nuevas generaciones. "Es un orgullo, porque ya tenemos muchos años. Es un ejemplo de trabajo, esfuerzo y dedicación", afirma.
Desde niño, Domingo ha estado involucrado en el negocio familiar, aprendiendo las recetas y perfeccionando el arte de preparar los lonches que han conquistado a tantos. Hoy, su sueño es ver cómo esta tradición se expande más allá de la Comarca Lagunera, abriendo nuevas loncherías y llevando el sabor familiar a otros rincones del país.Un menú variado
En la actualidad, además de los tradicionales lonches de frijoles, el menú incluye opciones de pierna, bistec, lengua, queso, aguacate y una variedad de ingredientes que el cliente puede combinar a su gusto. También ofrecen hamburguesas, carne asada, tacos y otros antojitos que completan la experiencia culinaria.
Así que, si se trata de disfrutar una comida en familia y ser parte de una tradición que ha perdurado por décadas, los lonches de Don Mingo son, sin duda, una parada obligatoria en Lerdo.
El legado de DonMingo y su esposa es un ejemplo de trabajo en equipo y dedicación. (VERÓNICA RIVERA)