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'Lontananza' de David Toscana, letras desde el triunfo del fracaso

'Lontananza' de David Toscana, letras desde el triunfo del fracaso

'Lontananza' de David Toscana, letras desde el triunfo del fracaso

SAÚL RODRÍGUEZ

Considera que la vida es muy ingrata con los triunfadores a los que les llega la hora de fracasar. El triunfo, dice, pone al individuo en una situación vulnerable; quienes estuvieron con él, de pronto le dan la espalda miserablemente. Para el escritor David Toscana (Monterrey, 1961), una vez que se ha subido el monte Everest, no importa si después se escala una loma de menor tamaño. Hay una presión constante, una necesidad de escapar del fracaso que espera ventajoso a la vuelta de la esquina.

David Toscana, quien en 2023 ganó la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, ha vuelto a su hogar para participar en la trigésima segunda edición de la Feria Internacional del Libro Monterrey (FIL Monterrey), evento que tendrá su clausura el próximo 6 de octubre en las instalaciones de Cintermex. Hace unos días dio el discurso inaugural, donde resaltó el poder de la palabra escrita, a la cual describió como “la base de todo”. Hoy pasea por los salones, da una rueda de prensa y atiende entrevistas antes de realizar la presentación de Lontananza, su célebre libro de cuentos publicado en 1997, que este año ha sido reeditado por Ediciones Era.

Toscana se ha servido una copa de vino en el área exclusiva para invitados especiales. El saco oscuro, el cabello cano, las gafas entre la camisa, el pensamiento literario que se le escapa en la voz. Lontananza es un libro compuesto por nueve cuentos, cuyas narrativas transcurren en una misma cantina y donde Odilón, el cantinero, es el único personaje con constante presencia.

“Es muy curiosa la forma en cómo llegan las ideas. Incluso Villaurrutia tiene un poema en donde dice que ya no es mi mano la que mueve la pluma, porque no sabes de dónde vienen las ideas, no sabes. Claro, para invocarlas hay al menos un ritual que es sentarte a pensar. A veces sientes que llegan espontáneamente, a veces no, pero buenas partes de las historias de este libro son muy obra de la imaginación. Cuando escribo novela me cuesta menos trabajo decir, porque la novela parte de una sola cosa, pero aquí creo que son al menos nueve historias. Yo escribía el primer cuento y, con mi espíritu novelesco, mientras lo escribía, me salían ideas que no podía mantener en ese cuento”.

David Toscana escribió Lontananza entre 1995 y 1996. Entonces, se vivían tiempos duros, réplicas del gran terremoto económico que ocasionó el llamado Error de Diciembre de 1994. El autor perdió su casa, sus ahorros, lo perdió todo, menos el impulso de soñar. Por eso su tesis, como el personaje de Amaro que ha sido despedido de su empleo en el primer cuento, levanta el trago desde un rincón del Lontananza, para después decirle al cantinero que incluso en el fracaso se puede buscar el triunfo.

“En este caso, más bien él (Amaro) viene de un fracaso, pero aún ese fracaso le va a dar protagonismo, que es el chiste del cuento: si te ganas un premio, pues tienes tu protagonismo, pero aquí más bien te acaban de echar del empleo. Entonces, es donde le doy el giro al tornillo para hablar de esto”.

Sobre la calle Arramberri, en el centro de Monterrey, hay un bar que se llama Lontananza (palabra que refiere a aquello que se encuentra en lejanía). Los lectores han identificado a este lugar como la mítica cantina donde se desarrollan las historias de Toscana. Pero también existe un Lontananza en el municipio de García. Por eso la atmósfera de los cuentos es cambiante, de urbano a pueblerino. Entra en juego entonces un elemento crucial para todo aquel que aspire a dedicarse a la literatura: la imaginación.

“Lo que te gusta leer finalmente es lo que te gusta escribir. Y me gusta más la imaginación, la posibilidad de descubrir mundos y no de describirlos”.

Si el lector echa a andar su imaginación, podría pensar que Odilón es en realidad David Toscana recibiendo a los parroquianos que buscan embriagarse con letras en esa cantina que llaman libro. El cantinero y su sentimiento de fracaso ante las posibilidades infinitas de la vida, el arrepentimiento y la reflexión al percatarse de que su rumbo pudo ser distinto, tal vez mejor, tal vez peor, pero distinto al fin.

“El fracaso de Odilón, si es que recuerdo bien el cuento, es que toda su vida sigue un ritual de no conversar con los clientes. Y el día en que por fin se anima a entrar a la conversación, siente que le cambió la vida. Y entonces claro que te empiezas a preguntar si lo hiciste bien o lo hiciste mal. Es un tema que a mí siempre me ha gustado y lo he tratado en alguna novela, de cómo, cuando la vida tiene posibilidades infinitas, tomamos una solamente”.

David Toscana ha publicado una decena de libros y sus obras se han traducido a 20 idiomas. Es considerado uno de los autores vivos más importantes del norte de México, aunque desde hace algunos años ha fijado su residencia en Europa. Por eso cabe citar el verso de Walt Whitman que el escritor coahuilense Luis Jorge Boone siempre le dedica cuando es condecorado: “¡Oh, capitán! ¡Mi capitán!”.

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Escrito en: Torreón Cultura

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