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Los torreones que sobreviven en Torreón

Los torreones que adornan la ciudad, son un emblema que hace honor a su nombre, Torreón

Torreón (RAMÓN SOTOMAYOR)

Torreón (RAMÓN SOTOMAYOR)

SAÚL RODRÍGUEZ.-

En 1868 una gran avenida del río Nazas se llevó al primer torreón que se edificó antes en el rancho fundado por Fernando Zuluaga. Se trataba de una torre alta de vigilancia a la usanza medieval, que servía para prevenir los ataques de las tribus y las propias crecidas del río. En esa ocasión, el agua también destruyó la Presa del Carrizal.

Entonces se determinó construir otro torreón en terrenos más altos. Este inmueble, de aproximadamente 1878, sobrevive hasta nuestros días en el sector Alianza (siendo el más viejo de la mancha urbana), donde actualmente se encuentra el Museo del Algodón. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lo tiene registrado en su Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles, con el número de captura I-0010800874.

Esa peculiar atalaya fue la que dio nombre al Rancho del Torreón, localidad que fue elevada a villa en 1893 y a ciudad en 1907. Desde entonces, la implementación de torreones en las construcciones locales se comenzó a realizar, más que como un mero detalle arquitectónico, como un hito de identidad.

Torreón es una torre, es una palabra de origen medieval, es una atalaya. Europa está poblada de torreones, precisamente son atalayas para defensa de los feudos, de las pequeñas poblaciones”.

Según el historiador Carlos Castañón, este tipo de arquitectura se multiplicó en los primeros años del siglo XX, como consecuencia de una corriente que se desarrolló desde finales del siglo XIX.

Un poco como homenaje a aquel viejo torreón que dio origen al nombre de la ciudad, al torreón que construyó Leonardo Zuluaga en 1850, pero que se lo llevó el río en 1868”.

LOS QUE YA NO ESTÁN

Entre las edificaciones que incluyeron torreones en su arquitectura y que hoy en día han desaparecido, destaca el chalet de Lázaro de la Garza, el cual se ubicaba sobre la avenida Juárez esquina con González Ortega. Su propietario es conocido por haber sido muy cercano a Francisco Villa y por después traicionarlo al robarle dinero. La casa fue construida en 1911 por Federico Wulff y contaba con un torreón cilíndrico en la esquina. Además, en su interior había murales del pintor español Salvador Tarazona. Lamentablemente, fue demolida en 1974 y en su lugar se colocó un banco.

Otros torreones existieron en la casa de Amador Cárdenas hijo, en Juárez e Ildefonso Fuentes. Según narra el historiador, era una edificación de ladrillo rojo. Hoy en su lugar hay locales comerciales, muy cerca de la librería Otelo.

Así mismo, Castañón resalta que en el siglo XIX un torreón se convirtió en la imagen de postales que podían conseguirse en las estaciones de ferrocarril del país: el de la casa Lack. Este torreón ubicado en la avenida Hidalgo entre Ramoz Arizpe y Juan Antonio de la Fuente, donde actualmente hay una tienda comercial, albergaba un famoso reloj. Lamentablemente, el torreón fue destruido en 1968 (cien años después de que el río Nazas se llevó aquel primer torreón).

El chalet de Lázaro de la Garza tenía un torreón en su esquina. En su lugar se construyó un banco.
El chalet de Lázaro de la Garza tenía un torreón en su esquina. En su lugar se construyó un banco.

No obstante, la ciudadanía exigió la reubicación del reloj y hoy se puede apreciar en un nuevo torreón en la avenida Juárez esquina con Juan Antonio de la Fuente, sobre una ferretería.

Castañón también relata que el Lago Coahuila de la Alameda Zaragoza tenía antiguamente una fuente que consistía en un torreón de estilo medieval. Otro Torreón desparecido fue el que se instaló en la plaza Cívica en 1974, mismo que fue retirado para construir la estación Nazas del metrobús en 2017; lo que queda de él permanece arrumbado en la Unidad Deportiva Torreón.

Hay muchas edificaciones que se han perdido. Otro ejemplo estaba en la calle Juárez, muy cercana a la Falcón, a un costado de la iglesia del Perpetuo Socorro. Allí había una edificación con dos torreones en su fachada principal, que lamentablemente en el año 2003, por hacer un negocio, un particular los destruyó y dio paso a una empresa comercial que ya quebró”.

La antigua fuente del Lago Coahuila de la Alameda Zaragoza tenía forma de un torreón.
La antigua fuente del Lago Coahuila de la Alameda Zaragoza tenía forma de un torreón.

LOS QUE SOBREVIVEN

En la ciudad aún se mantienen en pie algunos torreones que han logrado sobrevivir al paso del tiempo y a la nula visión arquitectónica de los propietarios. Uno de los más notables es el torreón de la Fundidora No. 3 (Dodson). De estilo morisco, la torre se puede apreciar imponente en el cruce de la avenida Presidente Carranza y Leona Vicario. Data de 1924, por lo que en este año festeja su centenario.

Unas calles más al norte destaca otro torreón importante, el del Templo Metodista San Pablo, en la esquina de Morelos y Leona Vicario. La construcción de esta iglesia comenzó en 1903 y culminó en 1907.

Mientras que la Casa Castillón, actualmente sede del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE), situada sobre la calzada Colón, también tiene un torreón en su pináculo. La casa data de 1910.

Por su parte, la casa que alberga al SIMAS Torreón-Matamoros, en García Carrillo esquina con allende, cuenta con otros dos torreones que han sido pintados totalmente de blanco.

En la Abasolo, entre la Leandro Valle y Donato Guerra, en medio hubo durante muchos años un café muy célebre de Torreón: el café Arjuna. Tiene dos torreones, ahí están, todavía sobreviven muy mal pintados de color rosa. Los ladrillos los empastaron todo, pero son dos torreones a imagen y semejanza del Torreón de la Alianza. Les quitaron las almenas. En fin, han destruido unos, han construido otros”.

A estos hay que agregar otros homenajes, como la fachada de una panificadora en Múzquiz y bulevar Revolución, en cuya parte superior de la fachada se puede apreciar el relieve de un torreón. Se agrega a la lista el torreón de un taller mecánico sobre el Diagonal Reforma, que incluso tiene hasta su propia puerta. Además, está el torreón escondido en la fachada de una clínica en Morelos y Eugenio Aguirre Benavides, donde fuese el antiguo Sanatorio Mondragón.

Sobre la calle Ramos Arizpe, antes de llegar al bulevar Independencia, en dirección a Gómez Palacio, se puede observar un torreón emerger en la acera. Al oriente de la ciudad, el Torreón del Porvenir, diseñado por el reconocido artista Sebastián, funge como uno de los monumentos del periférico Raúl López Sánchez.

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