EDITORIAL columnas editorial editoriales Caricatura editorial

columnas

Diálogo

Machos y violentos

YAMIL DARWICH

La noticia es vergonzante: Torreón, es el sitio con mayor agresividad a las mujeres. El Centro de Justicia para Mujeres concentró 4 mil 019 casos, predominando la violencia psicológica, sexual y económica, por encima de la física, que pudiera pensarse como la más frecuente. https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2024/violencia-psicologica-y-fisica-contra-mujeres-presentes-en-los-mas-de-4-mil-reportes.html

Caso aparte es el daño a las familias, al incumplir las responsabilidades económicas. Algunos la incluyen como el cuarto tipo de violencia -en frecuencia- y es poco denunciada, aunque sea común saber de casos de demandas legales por falta de aportaciones económicas entre divorciados; otros muchos son callados por la pareja, temiendo le limiten o suspendan la pensión que cubre las necesidades económicas.

La pregunta es: ¿por qué se da la violencia entre parejas?

Existen diferentes factores, sobresaliendo el machismo con sus manifestaciones; varones incapaces de superar sus propias fallas humanas, generadoras de ineficiencia como pareja; también los complejos de inferioridad y otras incompetencias personales/sociales.

Tampoco pasemos desapercibida las ofensas qué, en algunas ocasiones, las mujeres son capaces de hacerles a sus parejas, quienes responden agresivamente. Claro que es una minoría de casos, pero… también van incrementándose.

Según las estadísticas del INEGI, la mayor incidencia se da con el tipo de violencia psicológica, aunque es un arma de defensa y/o ataque frecuentemente utilizado por la mujer; luego la sexual, que incluye la relación forzada; después la económica y/o patrimonial -falta de entrega de dineros o escamoteo de los mismos-; dejando a la física el último puesto en frecuencia.

El estado de Coahuila sobresale en el abuso a las mujeres, junto con otras entidades federales, casos de Querétaro, Aguascalientes, Jalisco, Colima, CDMX y Yucatán. Todos por encima de la media.

Todo acto violento es reflejo de incapacidad para controlar o asumir los efectos del agravio ante choque familiar, social o laboral; en la generalidad, aparece la impotencia y frustración del neurótico descontrolado. Entonces, la brutalidad rebasa -con mucho- a la ecuanimidad del sereno.

Las causas son varias, sobresaliendo las formativas y educativas.

Somos una sociedad que ha aprendido conceptos de valor deformados; bástenos recordar las películas mexicanas o muchas de las canciones populares de autores considerados ídolos nacionales.

Luego, la inmadurez psicoafectiva del agresor que se siente frustrado ante su incapacidad para cubrir las necesidades materiales de su familia. Vale la pena mencionar a las féminas que son capaces -inconsciente o conscientemente- de confrontar y denigrar al macho acomplejado, provocando la agresión.

Las económicas frecuentemente generan fallas en la comunicación y convivencia familiar; llegan a reflejarse con insatisfacción en la intimidad -disfuncionalidad sexual en ambos-.

La neurosis -patología fisio/psicológica/social- a que todos estamos expuestos en los tiempos actuales, generando inestabilidad de la personalidad; en aquellos mal constituidos emocionalmente, desatan su agresividad; otros casos, se dan entre quienes tienen una formación educativa rígida y estricta -familiar y escolar-; ellos son propensos a sobre calificar, magnificando los errores de la pareja y someterla a castigos "reformadores".

Desde luego que el consumo de alcohol y/o drogas es causa frecuente de agresión entre las parejas.

Los agresores, por lo general, sufren autoestima baja y reflejan en su comunicación la inseguridad vivida, tanto en la toma de decisiones como en sus acciones.

La insatisfacción personal los lleva a crear círculos emocionales viciosos; son personas que se muestran ansiosas -la observamos en su comunicación verbal o corporal- y algunos de ellos prefieren la sumisión con aceptación de la derrota en su vida de relación. Su desahogo puede ser agresivo.

Lábiles emocionales: pueden ir de la alegría a la tristeza; de la tranquilidad al enojo o euforia y al sentirse comprendidos y/o aceptados, crear dependencias afectivas/emocionales con la pareja, de la que tienen expectativas de relación muy difíciles de cumplir.

Algunos clínicos incluyen otros rasgos, como: intransigentes, autoritarios, rígidos al valorar la realidad, extremistas -solo bueno o malo, sin tonalidades- chantajistas, poco críticos en su actuar, que fácilmente justifican encontrando culpas en el otro; exageradamente sensibles, lo que les hace agresivos, obsesivos y controladores -llevando a la pareja la soledad social-; pueden ser crueles castigadores, poco empáticos sin sentir culpa de fondo, mentirosos y algunos de ellos saben fingir para alcanzar perdón.

Ese estado mórbido en la relación de pareja daña la comunicación entre ambos, que cada vez es más difícil de establecer. Curiosamente, la (el) agredido (a) sufre alteración de la valoración de la realidad, pudiendo sentirse culpable por la agresión sufrida y/o la responsabilidad total del desencuentro.

Las primeras acciones agresivas pasan a generar temor del agredido a que se repitan y sucede, generando el silencio, distanciamiento físico y de intercambio de ideas, hasta llegar a la separación.

El factor económico es importante, que se agudiza con la separación.

Como puede considerar, es un problema social que se resuelve con educación y en casos graves terapia de pareja. ¿Conoce alguno (a)?

[email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: columnas editoriales

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2307932

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx