La entrevista había terminado, pero todavía nos podíamos ver a través de la conexión de Zoom. María Corina Machado, la líder de la oposición en Venezuela, seguía ahí en la pantalla con su característica blusa blanca y su enorme determinación. "Quiero que sepas que no estás sola", le dije. Bajó la mirada, se limpió los ojos de lo que pudieron haber sido lágrimas, pero no se rompió. Me agradeció la solidaridad, dijo "te necesitamos", juntó las manos como en un rezo y se despidió.
Fue ahí, en ese preciso momento, en que me di cuenta de lo sola que está María Corina, como todos le dicen en Venezuela. Millones la siguen y la admiran. El diario The New York Times la describió como la "dama de hierro" que busca terminar con la dictadura de Nicolás Maduro y que creó la mayor movilización social en Venezuela desde la época de Hugo Chávez. En Estados Unidos, un grupo de congresistas y rectores la ha postulado para el Premio Nobel de la Paz. Y, sin embargo, está sola.
Cuando la entrevisté, prometimos no identificar el lugar donde estaba en Venezuela. La pared blanca, de fondo para la entrevista, podría haber sido en cualquier parte del mundo. Solo una asistente se encargó de establecer la conexión de internet. La semana anterior habíamos tratado de comunicarnos con ella, pero un apagón en todo el país lo impidió. Y eso la aisló de casi todos.
Tampoco está con sus dos hijos y su hija. "Quizás lo que más me ha dolido es que yo sí tuve que sacar a mis hijos de Venezuela", dijo en otra entrevista. "Llegó un momento en que concluí que no era compatible enfrentar este régimen y cumplir como mamá protegiendo a mi familia." Por eso ha pegado tanto su mensaje de que terminar con la dictadura de Maduro significa, también, el regreso de hijos, padres y madres a Venezuela. Ella lo sabe en carne propia.
Así que la mujer con más apoyo y seguidores en la historia reciente de Venezuela tiene una existencia muy solitaria. Está amenazada y perseguida. Se mueve con un grupo muy pequeño, sin familiares, y siempre está planeando su siguiente paso.
Pero cuando María Corina sale a la calle, nadie la para. Son famosas ya las anécdotas en que se ha subido a una motocicleta con un desconocido para vencer los bloqueos oficiales y llegar a una manifestación. Es frecuente ver a decenas de miles de personas en las protestas lideradas por María Corina, arriesgándose a ser detenidos y arrestados. En la gente está su fuerza.
Hablé con ella pocos días antes de que el presidente electo, Edmundo González Urrutia, saliera de Venezuela como exiliado a España. Su arresto parecía inminente, y era preciso mantenerlo fuera de la cárcel para su posible toma de posesión en enero. Ese es, sin duda, el escenario más optimista.
"El régimen fue sorprendido con la votación más alta que cualquiera podía imaginar", me dijo María Corina desde algún lugar en Venezuela. "Es una votación en que casi el 70 por ciento votó a favor de Edmundo González … Aquí ha habido más de 30 elecciones en estos 25 años con (distintos) grados de fraude. Y esta es la primera vez en que demostramos nuestra victoria. Maduro ha quedado absolutamente desnudo, sin legitimidad; ni una sola democracia en el mundo lo ha reconocido".
Sí, Maduro está desnudo. Sin legitimidad. Pero aún en el Palacio de Miraflores, con la lealtad de los altos mandos militares y reprimiendo cualquier señal de protesta. "A Maduro lo único que le queda es la represión y el miedo", me dijo María Corina. La organización Foro Penal reporta unos 1,692 arrestos de opositores después de las fraudulentas elecciones del 28 de julio. Hay "niños que han sido acusados de terroristas, niños que les han obligado a grabar videos alabando a Maduro … Hay testigos que los han ido a buscar a su casa, se los han llevado a la fuerza y les han marcado las puertas con una 'X'".
Le digo a María Corina que Maduro y sus cómplices siguen en el poder porque el costo político de dejarlo es altísimo. Podrían terminar en una cárcel, juzgados en una corte internacional y sin todas sus cuentas bancarias y propiedades. Pero ella cree que "el costo político de su permanencia es mayor, para él y para la región. Si Maduro extiende esta agonía, podemos estar viendo, en pocos meses, dos, tres, cuatro o cinco millones de venezolanos saliendo del país. Eso es una tragedia. Muchos de esos venezolanos van a llegar a la frontera sur de Estados Unidos".
Terminé la entrevista preguntándole a ella si se había dado cuenta de la admiración que su liderazgo ha generado dentro y fuera de Venezuela. "Aquí los reconocimientos se lo merecen los millones de venezolanos anónimos que han dado todo. Hemos hecho una gesta épica, heroica. … Hemos convertido a Venezuela en una causa global. Yo sé que no estamos solos. Y tengan confianza en los venezolanos porque vamos a liberar a nuestro país y traer a nuestros hijos de regreso a casa".
La "dama de hierro" no quiere estar sola; también quiere a sus hijos en Venezuela.