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París 2024

Marina Viotti, el timbre de una voz olímpica

Marina Viotti, el timbre de una voz olímpica

Marina Viotti, el timbre de una voz olímpica

SAÚL RODRÍGUEZ

La mezzosoprano franco-suiza Marina Viotti (Lausana, 1986), fue la encargada de prestar su voz en el número que se efectuó junto a la banda de metal francesa Gojira, este viernes sobre el río Sena, en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Cantando sobre un barco de madera, la artista representó a la libertad, como la que fue plasmada en el cuadro que Eugène Delacroix pintó en 1830: La libertad guiando al pueblo (actualmente expuesta en el Museo del Louvre). Su voz resonó en una puesta en escena inspirada en Los miserables de Victor Hugo y montada sobre el edificio de La Conciergerie, a orillas del río Sena, un inmueble histórico que fue la residencia de los reyes de Francia del siglo X al XIV y que terminó convertida en una prisión.

La historia de Marina Viotti sobre los escenarios se remonta a un legado familiar, pues es hija del legendario director de orquesta suizo Marcelo Viotti y de la violinista francesa Marie-Laurence, además de ser hermana del también director de orquesta Lorenzo Viotti.

Marina pasó la mayor parte de su vida en Lausana, hasta que su padre murió en 2005. Entonces se mudó con su familia a Lyon. Más tarde, estudio flauta y practicó distintos géneros musicales, entre ellos el jazz, el gospel y el metal (por lo que no es extraño que haya colaborado con Gojira). También estudio literatura, filosofía y negocios en Marsella. En 2011, se trasladó a Viena, allí se formó en el canto lírico con Heidi Brunner, luego con Brigitte Balleys en el HEMU de Lausana. Ya titulada como mezzosoprano, perfeccionó sus habilidades con Raúl Giménez en Barcelona.

Inició su carrera profesional para las óperas de Lausana, Zurich y Munich. Su palmarés ostenta varios premios. Entre los más recientes destaca el Premio Suizo de la Música de la Oficina Federal de Cultura (2022) y el Victoria de la Música Clásica por Artista Lírica del Año (2023).

En una entrevista que otorgó en 2020 para la revista Pro Ópera, Marina Viotti comentó que desde muy pequeña sus padres la llevaban a todos sus viajes, por lo que pudo escuchar ópera desde la infancia. Al finalizar los espectáculos, solía ver a las grandes divas en los camerinos. Observaba sus hermosos vestuarios y pelucas. Montada en su imaginación, pensaba que el trabajo de esas artistas consistía en ser princesas: “Por eso siempre quise ser cantante de ópera”.

En ese mismo diálogo, Marina Viotti se describe como una “verdadera mezzosoprano”, pues tiene un rango vocal amplio, capaz de variar con notas agudas y graves, gracias a un centro sólido. Se trata de un rango que disfruta por la amplitud de papeles que le permite interpretar: Maddalena, de Prokófiev; Rosina, en el Barbero de Sevilla de Rossini; Carmen, de Bizet; Dalila, en Sansón y Dalilda de Saint-Saëns.

Para interpretar un personaje, trata de leer lo más que se pueda sobre él. Compara al proceso con un embarazo, pues la persona a la que encarnará en el escenario va creciendo dentro de ella. De repente, un día, Marina Viotti nace en el papel.

Además, para ella, un buen cantante de ópera debe tener también dotes actorales, de lo contrarío el escenario podrá devorarlo a pesar de tener una voz hermosa. Interpretar un texto es cosa seria, pues se adentra en los márgenes de una historia.

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