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Mario Iván Martínez y Camerata de Coahuila narran fábulas a la infancia lagunera

Mario Iván Martínez y Camerata de Coahuila narran fábulas a la infancia lagunera

Mario Iván Martínez y Camerata de Coahuila narran fábulas a la infancia lagunera

SAÚL RODRÍGUEZ

La niñez de La Laguna se dio cita este viernes en el Teatro Isauro Martínez, con el fin de presenciar la segunda función de ‘De liebres, tortugas y bemoles’, un espectáculo infantil presentado por el actor Mario Iván Martínez (Ciudad de México, 1962) y la Camerata de Coahuila.

Este proyecto consiste en fábulas de Esopo adaptadas por el propio Mario Iván Martínez y musicalizadas por la música de los compositores estadounidenses Aaron Copland y Leroy Anderson.

En el escenario, los músicos que, como de costumbre, afinaban sus instrumentos previo a la tercera llamada. Encima se mostró la pantalla donde se proyectarían imágenes referentes a las fábulas. Pasaron de las 20:30 horas y al ingresar el concertino Ismael Estevané se indicó el inicio del acto.

Tras uno de los marcos del escenario que alberga relieves de Salvador Tarazona, la cabeza de un oso de peluche se asomó. Primero una, luego otra y luego otra vez. Se trataba de un ventrílocuo manejado por el maestro Mario Iván Martínez, el oso sería su principal acompañante de la noche.

El actor saludó al público y luego se dedicó a explicar de manera lúdica cada una de las secciones de la orquesta. Empezó con las cuerdas, allí resaltó la diferencia entre violines y violas. Luego se aproximó a las maderas y explicó por qué aunque la flauta sea de metal, pertenece a esa sección. Siguieron los alientos y las percusiones, pero todavía faltaba el encargado de dirigir a los músicos y fue entonces cuando el maestro Ramón Shade entró a escena.

Durante el espectáculo, Mario Iván Martínez apostó por despertar la imaginación en los pequeños presentes y también despertar al niño interior contenido en cada uno de los adultos. Explicó la esencia de algunos animales como el gato e hizo que todos los músicos de la orquesta, incluido el director, se colocaran unas orejas felinas para interpretar El vals del gato, de Leroy Anderson.

De dos baúles colocados en los extremos del escenario, el actor sacaba muñecos de animales, objetos y otras sorpresas. También llegó a cantar, pues su voz se registra en el rango de tenor.

La noche cerró con la fábula de la tortuga y la liebre. Ruperto, una liebre famosa por su gran velocidad, acepta el reto de Celeste, una lenta tortuga, para participar en una carrera. Confiada en sus habilidades, la liebre peca de soberbia y pierde tiempo pensando que Celeste no podrá alcanzarle. Al entrar a una granja y comer un bocadillo, decide tomar una siesta. Cuando despierta, se da cuenta de que es demasiado tarde y que la tortuga obtuvo la victoria, algo que fue celebrado por el público.

Este evento se llevó a cabo en el marco del Día del Niño y cabe señalar que el pasado jueves por la mañana, la Camerata de Coahuila abrió su ensayo general de este espectáculo para niños pertenecientes a Casa DIF.

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