Itzel tiene 7 años y de grande sueña con ser artista y "youtuber". Desde el mes de octubre enfrenta una lucha contra un tumor en su cerebro, el cual ha apagado sus ojos más no su sonrisa ni sus ganas de vivir, que contagia a todos a su alrededor.
Es originaria de ciudad Jiménez, Chihuahua, pero desde el año pasado, Torreón se ha vuelto como su segunda Casa.
Y es que desde que inició su tratamiento, junto con Yessenia Ríos, se mudaron por más de un mes a Casa Feliz, en donde encontraron todo el apoyo para enfrentar su duro camino, lejos de casa y de sus seres queridos.
Su madre compartió en entrevista que todo inició en el mes de junio del año pasado, cuando Itzel comenzó a presentar episodios de vómitos constantes.
"Por ejemplo vomitaba un lunes en la noche y luego dejaba de vomitar y se mantenía así, para la siguiente semana igual". El primer diagnóstico que se le dio fue una infección en el estómago, sin embargo, nada cambió.
El segundo diagnóstico médico fue una posible diabetes infantil, el cual fue descartado. Incluso también fue canalizada con el psicólogo, sin embrago antes fue enviada al oftalmólogo, el cual le prescribió el uso de lentes.
"El médico pediatra me comentó, si se compone con los lentes la damos de alta… estuvo bien prácticamente un mes. Pero al ir nuevamente a la cita, en donde la darían de alta porque estaba bien, los residentes le hicieron su chequeo, pero cuando le revisan sus ojitos, sus pupilas estaban completamente dilatadas, ahí fue cuando comenzó todo, fue un 25 de octubre", recuerda.
Y para el día 26 le hicieron un nuevo estudio, en donde pidieron acudir a urgencias para que le realizaran una tomografía, y para el 27 de octubre, "día de mi cumpleaños, me dicen que tiene un tumor grande en su cerebro, y que le había provocado hidrocefalia".
En ese momento no le comentaron si era o no operable, pues los médicos tratantes de ese momento, no eran aptos para determinarlo.
Dada la urgencia, le pidieron que solicitara una cita en el Hospital de Alta Especialidad Número 71 del Seguro Social en Torreón, pero fue casi imposible lograrlo.
"No respondían, pasó del 27 de octubre al día primero (de noviembre) sin respuesta. Una doctora de Parral, por sus medios, me ayudó a trasladarla a Chihuahua, para colocarle una válvula para la hidrocefalia. Me la operaron de urgencia", compartió Yessenia.
Fue hasta el día 7 de noviembre, que lograron su traslado a Torreón para una cita con el neurólogo.
"Llegando aquí (Torreón) me dice que es complicado, que para él era operable, pero era un tumor maligno en el tronco", explicó.
La pequeña fue operada, sin embargo el tumor sigue ahí.
Como secuela, perdió la vista pero actualmente logra ver solo sombras, para sorpresa de los médicos.
"Ellos (médicos) en ningún momento me dieron esperanza de que volviera a ver. Me dijeron que la hidrocefalia fue una consecuencia".
A la par, también dejó de funcionar su lado derecho, desde ojo hasta su pierna. "No podía pararse ya, se movía de forma inconsciente como si tuviera Parkinson en su lado derecho. Pero con medicamentos logró controlar pero sin ver".
Esa había sido la advertencia de los doctores, ya que debido al raspado que se hizo para remover gran parte del tumor, las secuelas serían bastantes y delicadas.
El tumor de Itzel medía 6.5 cm, al quitarle un 80 por ciento, de acuerdo a lo comentado por el neurólogo, la madre pensó que había quedado muy poco, pero al hacerle una resonancia, se vio que el tumor quedó de 3.5 cm.
Ante tal diagnóstico, se le indicaron 33 radiaciones, las cuales finalmente quedaron en 30. Previamente le hicieron un estudio para verificar que el tumor no se hubiera extendido a otros órganos, lo cual no sucedió.
Será hasta el día 19 de febrero, que se conozca cómo es que quedó el tumor para determinar el tratamiento a seguir. Tentativamente podrían ser hasta 12 quimioterapias, pero será hasta una segunda cita del día 26, cuando les expliquen si serán necesarias y si así lo fuera, cuántas se les practicarían.
DEJAR EL HOGAR
Para la familia de la pequeña Itzel, quien es la hermana mayor, ya que el pequeño Azael tiene apenas dos años de edad, su vida cambió de un momento a otro.
Debido a las intervenciones a las que fue sometida, pasaron más de un mes fuera de su hogar.
"Fue difícil. Hacía unos meses había dejado de trabajar porque quería dedicar todo mi tiempo a la niña que había entrado a la escuela, y al niño que empezaba a caminar, hablar, que quería que dejara la teta. Pero ahorita él está con mi mamá pero está solito", dijo triste.
"Es difícil pero ella está bien, en ningún momento ha estado llorando o que se queje de dolor, ella siempre ha estado feliz, desde entonces a la fecha. Con eso estamos bien. Yo todos los días le preguntaba, ¿cómo te sientes?, ' bien mamá, feliz', vamos para adelante", compartió la agobiada madre quien reconoció que es su pequeña quien le ha dado las fuerzas para continuar.
Yessenia reconoció que los primeros días, sí cuestionaba el por qué a ella, "el qué había hecho mal, qué mal le había hecho a una persona", comentó mientras sus ojos se llenaron de lágrimas.
SU PASO POR CASA FELIZ
En medio de la sala de juegos de Casa Feliz, del grupo Encendamos una luz, dijo emocionada que en este lugar logró encontrar muchas cosas que le han ayudado en este duro camino.
"Apoyo de todo tipo, apoyo a ella, a ella le gusta mucho la Casita Feliz, los niños que vienen… se los agarra para jugar".
A unos meses de haber iniciado su lucha, ahora puede decir que "estoy bendecida por Dios, al haberla escogido. Porque mi hija con esa enfermedad ha dado luz a mucha gente. Mi hija ha vuelto a muchas personas al camino de Dios sin saberlo y siendo ella".
Y es que compartió que durante sus terapias de radiación, tenía solo compañeras mujeres con cáncer, a quienes contagiaba con su alegría, iluminando el lugar con su imborrable sonrisa.
"Llegaba con sus audífonos cante y cante. Decía, '¿les cuento un chiste?', 'ya llegué', y muchas de ellas me decían que con mi hija le echaban ganas a su tratamiento", comentó vislumbre emocionada hasta las lágrimas.
Además, en varias de las tocadas de campana de algunas pacientes que fueron compañeras de su hija, durante sus mensajes de agradecimiento siempre aparecía el nombre de Itzel, "que gracias a Itzel, le echamos ganas; gracias a Itzel que llegaba con ganas contagiaba a las demás".
Y cuando llegó el turno de Itzel de tocar la campana al término de las radiaciones, "me morí de la emoción de ella".
Para Itzel ese momento fue el más feliz, no solo por haber terminado su tratamiento sino porque vería a su hermano menor después de semanas enteras lejos de casa. "Feliz porque iba a ir con mi hermano", dijo sonriente.
Con su cabecita descubierta, en donde las secuelas de la radioterapia eran evidente, Itzel en todo momento lució emocionada, inquieta pero sobre todo feliz.
Y es que Casa Feliz, se convirtió en un segundo hogar para ella, incluso de acuerdo con su madre, las persona que acuden aquí, dudan que no pueda ver, pues conoce cada esquina de este espacioso hogar.
Itzel, dijo que cuando sea grande quisiera ser artista y "youtuber", incluso ha saturado la memoria del celular de su mamá de esos videos que desea que un día se puedan subir a su propio canal.
Durante estos días, la pequeña y su madre regresarán a Jiménez, Chihuahua, para llenarse nuevamente de energía pero sobre todo de amor, para poder continuar con esa lucha.
Para la pequeña Itzel y su madre Yessenia, Casa Feliz ha sido como un segundo hogar en Torreón, durante su lucha contra el tumor cerebral que le fuera detectado a la pequeña. (VAYRON INFANTE / EL SIGLO DE TORREÓN)