Lucifer, el ángel de la luz, se rebeló contra el Señor.
Soberbio dijo: "Non serviam", o sea: "No serviré".
El Señor envió para combatirlo al arcángel San Miguel, que puso en su escudo estas palabras: "Quis ut Deus?", que significan: "¿Quién como Dios?".
Lucharon, y el adalid del Cielo triunfó sobre el espíritu del mal. Lucifer cayó de las alturas al más profundo abismo, y ahí quedó vencido y humillado.
Hace unos días el Espíritu le informó al Señor:-Lucifer quiere la revancha.
Preguntó el Padre:-¿Y qué dice Miguel?-Está dispuesto a dársela -respondió el Espíritu-, pero pide 300 millones de dólares.
¡Hasta mañana!...