Cuando te sueño, Terry, mi sueño es un hermoso sueño.
Sigues siendo mi perro, Terry mío, en esa vida que es el sueño, igual que lo fuiste en ese sueño que es la vida.
Anoche te soñé. Ibas conmigo por la huerta que llaman Los Coyotes, bajo la fronda de los perales cuyas ramas sin forma hacen pensar en muchachas despeinadas. Te divertías en asustar a las asustadizas codornices provocando su ruidoso vuelo. Después ibas y venías sin rumbo ni propósito. Perro joven, hacías lo mismo que hice yo cuando fui hombre joven.
Sigue en mis sueños, Terry. Así seguirás en mi vida. Y suéñame tú, perro mío, para que pueda yo seguir viviendo.
¡Hasta mañana!...