Me gustan mucho las sobremesas en la cocina de la antigua casa del Potrero. Acabada la sabrosa cena se aviva la conversación, aderezada con una taza de aromoso té de yerbanís y una copa del recio mezcal que en estas montañas se produce a espaldas del señor Gobierno.
Doña Rosa relata uno más de los hechos de su marido:
-El compadre Chalo fue a pedirle prestado el burro, pero Abundio no se lo quería prestar. Le dijo que se lo había llevado Abundio chico para ver a su novia en Tres Marías. En eso rebuznó el burro en el corral. "Ah, compadre -le dijo don Gonzalo muy sentido-. ¿No me dijo que el burro no estaba aquí?". Abundio le respondió: "Compadre: ¿a quién le va a creer más? ¿Al burro o a mí?".
Todos reímos la puntada, menos don Abundio. Masculla con enojo:
-Vieja habladora.
Doña Rosa hace con los dedos el signo de la cruz, lo besa y jura con firmeza:
-Por ésta.