Estos ajedrecistas juegan una partida que parece eterna.
¿Cuánto tiempo llevan jugándola? Desde que el tiempo existe. Y seguirán disputándola todo el tiempo mientras dure el tiempo.
En un principio las casillas del tablero eran blancas y negras. Claramente blancas y oscuramente negras. Cualquier observador superficial habría dicho que las blancas eran representación del bien y las negras figuración del mal. Pero la diferencia entre ambos -mal y bien- se ha vuelto tan difusa que las casillas se han vuelto todas grises. A veces el bien se confunde con el mal, y éste con su contrario, de modo que los jugadores han acabado por no saber si están jugando las piezas blancas o las negras, o si ocupan una casilla negra o una blanca.
Ignoro cuánto tiempo más durará esta partida.
Quizá lo sabe sólo el que en un lejanísimo principio jugaba nada más las piezas blancas.
Lo sabe quizás únicamente aquel que un comienzo ya olvidado jugó las piezas negras nada más.
¡Hasta mañana!...