Don Chon el del Potrero se dedica a la talabartería.
Son famosos en la comarca sus correajes para mulas y caballos, y de prestigio gozan también sus chaparreras y árganas, alforjas que se añaden a la silla de montar.
Su mayor timbre de gloria, sin embargo, son los cinturones. En ellos cifra su orgullo, y aun su honor. Este sábado terminó uno en el que puso particular esmero. Lo hizo para su nieto, que cumplió 18 años. Con un pequeño martinete y caracteres de metal grabó en el cinto el nombre del muchacho: "Don Ascensión Valdés".
Sin entender preguntó el festejado:
-¿Por qué en el cinturón me puso "Don", abuelo?
Respondió él:
-Porque te va a durar hasta que tengas mi edad.
Yo bien quisiera que mis escritos duraran lo que los cinturones de don Chon. No durarán, lo sé. Ninguno de ellos tiene el don.
¡Hasta mañana!...