Esta plaza pública de mi ciudad ha sido conocida con diversos nombres, menos con el que oficialmente tiene: Plaza de los Hombres Ilustres.
Se le ha llamada "plaza del Mercado", porque en su costado norte está el Mercado Juárez, y "plaza Acuña", porque en su centro se halla la bella estatua del poeta tallada en mármol por Jesús Contreras. El nombre con que la gente la designa ahora es más prosaico: "plaza de los güevones". Sucede que en sus bancas se reúnen hombres de diversa edad y condición a ver pasar las horas, sin saber que las horas los están viendo pasar a ellos.
En el jardín de dicha plaza había un hermoso cedro de Líbano, regalo que la comunidad libanesa hizo a Saltillo por la generosa hospitalidad que la ciudad brindó siempre a los venidos de ese hermoso país que tantas penalidades ha sufrido y sufre en nuestros días.
"El que no tenga un amigo libanés, que se lo busque". Esas o parecidas palabras dijo el Presidente López Mateos al hablar del Líbano. Soy muy afortunado: tengo varios amigos de origen libanés. Con ellos comparto la satisfacción por el hecho de que el Congreso nacional haya designado al 22 de noviembre como Día de la Comunidad Libanesa en México.
El recio y frondoso cedro del Líbano, eterno árbol, sigue creciendo en nuestro país.