Este amigo mío con el que tomo la copa -variaslos martes por la noche dice frecuentemente cosas que no entiendo.
-Y a veces tampoco las entiendo yo -reconoce él.
Anoche, por ejemplo, comentó:
-Soy de los que creen que el hombre desciende del mono. Pero no lo digo delante del mono, porque se puede ofender.
Declara:
-El hombre es un animal racional que con alarmante frecuencia se vuelve irracional. Lleva consigo una pesada carga: la libertad. Eso lo pone en la penosa obligación de elegir, cosa que las demás criaturas animales no tienen que hacer. Así, son todas inocentes. Si a un hombre le decimos: “¡Animal!”, no debe molestarse; antes bien ha de agradecer el cumplido.
Yo bebí ya dos o tres copas de más. Espero que mi amigo no me diga: “¡Animal!”. No se lo agradeceré.
¡Hasta mañana!...