LLEGA EL INVIERNO AL RANCHO DEL POTRERO
La cumbre de la sierra es ahora blanca por el hielo que los pinos guardan. En la primavera lo dejarán salir; el agua irá a los senos de la tierra y será promesa de vida para el verano y el otoño.
En la cocina de la casa, cálida por el fuego que arde en la chimenea, la tertulia después de la cena se alarga por el temor de salir al frío. Don Abundio relata algo acerca de doña Rosa, su mujer.
-Aún no éramos novios, y yo quería platicar con ella sin que nos viera nadie. Le dije: "Vamos atrás de los nopales. Te prometo que no voy a hacerte nada". Me respondió: "Si no va a hacerme nada ¿entonces a qué vamos?".
Reímos todos, menos doña Rosa. Ella masculla:
-Viejo hablador.
Don Abundio figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.