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Misionero en 5 países recuerda su estancia en Durango

Fray Columbano vivió 8 años en la zona indígena, entre 1975 y 1983

Fray Columbano relató algunas de sus anécdotas y experiencias al convivir de cerca con familias tepehuanas. (EL SIGLO DE DURANGO)

Fray Columbano relató algunas de sus anécdotas y experiencias al convivir de cerca con familias tepehuanas. (EL SIGLO DE DURANGO)

DENICE RAMÍREZ | EL SIGLO DE DURANGO

Fray Columbano Arellano, compartió algunas de sus anécdotas y experiencias al convivir de cerca con familias tepehuanas, momentos que logró capturar en cientos de fotografías entre los años de 1975 a 1983.

De los ocho años de su servicio como misionero en la sierra, reunió en imágenes diversos paisajes, retratos, momentos de la vida cotidiana, actividades de usos y costumbres, pero sobre todo la esencia del pueblo O'dam, fuera de los estereotipos con los que a veces erróneamente se ha etiquetado o hasta discriminado.

De las cinco etnias indígenas que hay en Durango, la más grande en población corresponde a los Tepehuanos o pueblo O'dam, que habitan principalmente en la sierra de El Mezquital y otra parte en el municipio de Pueblo Nuevo, pero existe desconocimiento sobre esta cultura hasta por los propios duranguenses.

Son pocas las personas mestizas o "Nabat", como se le llama a todos los que no son de la comunidad, que se han ganado la confianza de los tepehuanos y que pueden decir que sí han conocido a fondo la cultura y la idiosincrasia.

Fray Columbano, a pesar de que hace años fue cuando estuvo en la zona indígena, tiene una excelente memoria y recorrió a pie parte de la sierra para llegar a muchas comunidades, lo que considera positivo porque eso le ayudó a conocer a las personas, que en la mayoría de los casos recuerda hasta por su nombre.

"Creo que sí me tocó conocer a la gente a fondo y encariñarme sobre todo. Me ordené el 14 de septiembre de 1974, llegué a la localidad de Charcos, en el Mezquital en septiembre de 1975, era el aserradero más grande, había mestizos e indígenas todos trabajadores. Entre mis primeros pininos fue ir a la comunidad Xoconoxtle a celebrar una boda, el señor se llamaba Alberto Aguilar y su esposa Celia.

En cuanto a lo religioso, la gente en las comunidades se acercaban poco, en Charcos había un padre que en ese momento tenía mucho cariño por la gente y tenía una visión asistencialista, procuraba conseguir ayuda médica y visitar a familias de otros lugares.

En ese tiempo solo había un jeep, un solo hermano que lo manejaba, entonces nos transportamos en rait en camiones madereros o nos desplazábamos a comunidades a caballo o a pie del lado de Santa María, en una ocasión me rompí las costillas cuando caí de un caballo, en otra de Charcos a Canoas, me perdí, estaba asustando pero al final sí llegue.Ya en 1978 yo me fui solo a vivir a La Guajolota.

La verdad es que sí hubo momentos duros, porque al principio había un rechazo, no por sacerdote, sino por ser 'Nabat', pero eso pasa en todos los lugares, por ejemplo también pasó cuando estuve en África, pero después de que tuvieron confianza me incluían en sus celebraciones o pedían ayuda, por ejemplo cerca de la comunidad Laguna del Burro, me pidieron 'correr el alma', ese día fue muy cansado, estaba lejos y luego luego a regresar, durante el camino incluía unos 35 minutos por un barranco. Para hacer el servicio llevé agua bendita y rece para que el alma ya no estuviera sufriendo, eso era cuando lo pedían, que bajo sus costumbres lo intentaron, pero decían 'a esta alma no la puedo correr'.

También fui testigo de celebraciones importantes como el 'Mitote', donde hasta los más pequeños se reúnen.O cuando deben cumplir ciertas mandas o fiestas para los Santos, que la familia encargada de las fiestas debe sacar dinero para todo, ese día la gente comía de todo caldo, tamales, se veían coronas, cohetes, todo con el esfuerzo y sacrificio, comimos muy bien hasta los misioneros. Hay un atole que me tocó probar, muy bueno.

Antes, las casas de los frailes se conocían como conventos, ahora los conocen como curato, porque dicen que es la casa donde vive el cura.

De algunas comunidades sí tuve que salir porque había división de grupos, unos que no aceptaban que estuviéramos ahí.Yo era desde entonces malo para dormir, me acuerdo en una comunidad donde la casa ya estaba llena, nos dormimos en un portalito donde había unos cajones, yo escuchaba zumbidos, pero hasta en la mañana nos dimos cuenta que eran abejas, pero no nos picaron. Mucha gente aceptó bautizarse, ahora me dicen que el gobernador tradicional de Santa María, yo lo bauticé.En general, la gente vivía tranquila, la vida era simple, finalmente de La Guajolota salí en 1983, para irme a la misión en África, donde pasé 20 años".

Fray Columbano es originario de un pueblo de Zacatecas, ahora radica en Durango capital, en el Templo de la Señora de Los Ángeles y regresó el año pasado a la sierra, aunque vio muy diferente a Santa María y La Guajolota, comunidades que no son las mismas de aquel entonces, ahora ya hay hasta banco, internet, escuelas, universidades, algunas carreteras pavimentadas, pero espera que siga ese sentido de comunidad.

Además de su estancia en Durango, en sus más de 50 años de servicio ha estado en diferentes partes del mundo, como en Haití, donde permaneció nueve años, en Belice casi seis años y en Cuba.

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