Jimmy Carter. (AP)
Jimmy Carter, el agricultor de maní de Georgia que llegó a la presidencia tras el escándalo de Watergate y la guerra de Vietnam, sufrió una derrota humillante luego de un mandato tumultuoso y redefinió su vida después de la Casa Blanca como un humanitario global, ha muerto. Tenía 100 años.
El presidente estadounidense más longevo falleció el domingo, informó el Centro Carter, en su casa en el pequeño pueblo de Plains, Georgia, donde él y su esposa, Rosalynn, quien falleció en noviembre de 2023, vivieron la mayor parte de sus vidas.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lamentó la muerte de Carter, afirmando que el mundo perdía a un "extraordinario líder, estadista y humanitario", y que él perdía a un querido amigo. Biden citó la compasión y claridad moral de Carter, su trabajo para erradicar enfermedades, forjar la paz, impulsar los derechos civiles y humanos, promover elecciones libres y justas, alojar a los sin techo y abogar por los desfavorecidos como ejemplo para otros.
"Para todos los jóvenes de esta nación y para cualquiera que busque lo que significa vivir una vida con propósito y significado... estudien a Jimmy Carter, un hombre de principios, fe y humildad", dijo Biden en un comunicado. "Demostró que somos una gran nación porque somos buena gente: decentes y honorables, valientes y compasivos, humildes y fuertes".
Biden programó un funeral de Estado para Carter en Washington para el 9 de enero.
También declaró el 9 de enero como el Día Nacional de Luto y ordenó que las banderas se izen a media asta por 30 días a partir del domingo.
Empresario, oficial naval, evangelista, político, negociador, escritor, carpintero, ciudadano del mundo, Carter forjó un camino que aún desafía las suposiciones políticas y que destaca entre los 45 hombres que alcanzaron el cargo más alto de Estados Unidos. El presidente número 39 impulsó su ambición con un intelecto agudo, una fe religiosa profunda y una ética de trabajo prodigiosa, llevando a cabo misiones diplomáticas hasta después de los 80 años y construyendo casas para los pobres hasta bastante después de sus 90.
Carter desreguló parcialmente las industrias de la aviación, los ferrocarriles y los camiones de transporte de mercancías, y estableció los departamentos de Educación y de Energía, y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias. Designó millones de hectáreas de Alaska como parques nacionales o refugios de vida silvestre. Nombró a un número entonces récord de mujeres y personas no blancas a puestos federales. Nunca nominó a nadie a la Corte Suprema, pero elevó a la abogada de derechos civiles Ruth Bader Ginsburg a la segunda corte más alta de la nación, lo que la posicionó para un ascenso en 1993. Nombró a Paul Volker, el presidente de la Reserva Federal cuyas políticas ayudarían al auge económico en la década de 1980, después de que Carter dejara el cargo. Llevó más lejos la apertura de Nixon con China, y aunque toleró a los autócratas en Asia, presionó a Latinoamérica a pasar de las dictaduras a la democracia.