Embarazada. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Han transcurrido 25 años desde que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde entonces se conmemora esa fecha como parte del esfuerzo de evitar cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), numerosas mujeres alrededor del mundo enfrentan un trato irrespetuoso y ofensivo al dar a luz en establecimientos de salud. En México, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de las 7 millones 839,186 mujeres de 15 a 49 años que tuvieron el nacimiento de un hijo entre 2016 y 2021, 31.4% experimentó violencia durante el parto o la cesárea; con una diferencia de 22.8 puntos porcentuales por lugar de atención. Fue mayor la prevalencia de violencia cuando los partos ocurrieron en hospitales o clínicas del sector público (37.9%) que en los del privado (15.1%).
Los actos que experimentaron en mayor porcentaje estas mujeres fueron: le gritaron o la regañaron (11%), la presionaron para que aceptara que le pusieran un dispositivo o la operaran para ya no tener hijos (9.7%), la ignoraban cuando preguntaba cosas sobre su parto o sobre su bebé (9%), se tardaron mucho tiempo en atenderla porque le dijeron que estaba gritando o quejándose mucho (8%) y la obligaron a permanecer en una posición incómoda o molesta (7.2%).
Por otra parte, Inegi señaló que la vejez a menudo se asocia erróneamente con la fragilidad y la dependencia, lo que puede llevar a situaciones de discriminación, aislamiento y, en casos extremos, maltrato y violencia. De las 9 millones 63,053 mujeres de 60 años y más en México, 14.6% experimentó violencia en los 12 meses previos a la encuesta por parte de familiares o convivientes. El tipo de violencia más prevalente para estas mujeres fue la psicológica (13%), seguida de la económica (4.7%), la física (1.5%) y, con menor prevalencia, la sexual (0.5%). Entre las situaciones de violencia contra las mujeres de 60 años y más, las más comunes fueron: le dejaron de hablar (6.3%), la dejaron sola o la abandonaron (3.7%), y le gritaron, insultaron u ofendieron (3.2%).
En general, las personas con discapacidad enfrentan diversas formas de exclusión, atropello y violencia, pero las mujeres están especialmente expuestas dada la intersección de la condición de género con la discapacidad. Al respecto, de las 50 millones 523,469 mujeres de 15 años y más en México, 11.9% vive con discapacidad, 31.7% con limitación y 56.4%, sin discapacidad ni limitación. El 75.1% de las mujeres con limitación experimentaron algún tipo de violencia a lo largo de la vida. Dicho porcentaje es mayor que el de las mujeres con discapacidad (72.6%) y el de las mujeres sin discapacidad ni limitación (66.7%).
En los 12 meses previos a su levantamiento, la prevalencia de violencia contra las mujeres con discapacidad fue similar a la de las mujeres sin discapacidad ni limitación (41.5%). Por el contrario, las mujeres con limitación experimentaron la mayor prevalencia de violencia en dicho periodo (45.7%).
Resalta la violencia sexual, pues las mujeres con limitación y las mujeres sin discapacidad ni limitación experimentaron este tipo de violencia en porcentajes similares (23.8 y 23.5%, respectivamente), los cuales fueron mayores a la prevalencia de las mujeres con discapacidad (20.3 %).
Al analizar la prevalencia de violencia por ámbito de ocurrencia, se observa que en el ámbito escolar se registran las mayores diferencias por condición de discapacidad, pues 31.7% de las mujeres con discapacidad, 23.3% de las mujeres con limitación y 17.5% de las mujeres sin discapacidad o limitación experimentaron violencia en este ámbito.