La maestra Nancy Ríos. (RAMÓN SOTOMAYOR)
Hay mesas llenas de pinceles y otras herramientas, cuadros al óleo que acentúan su colorida presencia sobre los caballetes. Un piano vertical complementa la composición del pequeño salón que se ha acondicionado en un domicilio del fraccionamiento Senderos. Este es el lugar donde la maestra Nancy Ríos instruye en el arte a sus alumnos, por ese camino que ella misma cursó: el reconocimiento de la sensibilidad.
El proyecto de este taller surgió dos años antes de la pandemia. La academia llevaba por nombre Mi Hemisferio Derecho, en alusión al lado del cerebro humano que está destinado a la creatividad. Se daban clases de pintura, de dibujo, incluso de diseño de interiores. No obstante, la llegada de la contingencia sanitaria propició su cierre y su posterior terminación.
“Pasa la pandemia, yo continuaba estudiando piano en una academia y lo que hice fue pedirle al director que me rentara un espacio para dar clases de pintura. Dijo que sin problema. Estuve ahí cerca de dos años. Era como tener una mini academia”.
Nancy Ríos se mantuvo en esa sede por otros dos años, hasta que incrementó la cantidad de sus alumnos. Decidió salir, y en lo que buscaba otro sitio, su padre le ofreció su cochera para que efectuara ahí un curso de verano. Dos meses después, se ubicó en el domicilio actual.
“La filosofía de mi taller es venir a disfrutar. Aquí no existen los errores, existen los accidentes felices. Que nadie venga con la idea de que tiene que buscar la perfección, el realismo, que todo esté muy definido, muy pulido, sino que venga a disfrutar el proceso y a experimentar junto conmigo su obra, a expresarse”.
La libertad es el tono principal de las clases. Cada uno de los 40 alumnos (entre las clases de música y pintura) tiene su propio estilo de pintar, su manera de ver el mundo. Nancy Ríos considera que el trazo es individual, como si se tratara de una huella dactilar. Su alumno más longevo tiene 90 años, la más joven apenas siete. Algunos presentan padecimientos o sufren enfermedades, pero Nancy no enfatiza en ello, se concentra en romper el paradigma de la inseguridad.
“Obviamente, corrijo, dirijo elementos de composición, elementos de color, psicología del color, allí entra mi trabajo. Pero es una mezcla entre esa libertad y los deseos de aprender; que seas tú mismo pintando lo que tú eres”.
PRÓXIMA EXPOSICIÓN
Nancy Ríos concuerda con la idea de que hay música en la pintura y hay pintura en la música. Ambas vertientes conversan en el proceso de creación. Se podría decir que los alumnos pintan la música que les gusta, y el sonido también es capaz de pintar distintos paisajes.
Por tal motivo, será el próximo 1 de agosto cuando el taller de Nancy Ríos inaugure su exposición pictórica colectiva titulada Corpus Art (El arte del cuerpo), en la Quinta Jardín. En ella se abordará a la figura humana desde distintos horizontes: la abstracción, el realismo, el arte intuitivo, etcétera.
“Normalmente, cuando dibujamos figura humana, nos dibujamos. Es bien inconsciente, pero lo hacemos. Siempre terminamos dibujando los contornos, las formas, porque como siempre nos vemos a nosotros mismos en el espejo y somos nuestros espectadores diarios, inconscientemente nos proyectamos, nos reflejamos en la obra. Es bien interesante, porque terminas viendo una especie de autorretrato del artista”.