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Negación y pichicateo del cambio climático

MANUEL VALENCIA CASTRO

Seguramente hemos estado relacionados con el término pichicato más de una vez: si comes poco eres un pichicato, si cooperas poco en un pago de grupo por una cena o cualquier otra cosa también eres un pichicato, el que regatea es un pichicato. Todo esto es común y ocurre con cierta frecuencia, pero encontrarse con personas que encuentran justificación en la pichicatería para negar el cambio climático y peor aún para obtener una falsa confianza, esto sí es bastante raro, pero ocurre.

No es la primera vez que me encuentro con una actitud de pichicato en una conversación o incluso en alguna lectura sobre el cambio climático. Para algunas personas el hecho de expresar la concentración de los gases de efecto invernadero en partes por millón (Ppm) les parece fácil aceptar o incluso justificar los incrementos que de una manera permanente están ocurriendo. Recuerdo que un autor ponía en un lado al crecimiento alcanzado por algunos países y en otro el aumento ocurrido en un mismo tiempo de la concentración de gases de efecto de invernadero, y decía con cierto grado de complacencia: acaso no se justifica este aumento de los gases de invernadero al ver lo que se ha alcanzado en países de Europa y de Norteamérica, el punto aquí es que efectivamente sólo unos cuantos países (generalmente los de mayores emisiones de gases de invernadero a la atmósfera) lograron crecimiento económico, el resto, que son la mayoría de los países con menores emisiones mucho menores, no alcanzaron nada o muy poco del crecimiento mencionado. Desde luego el autor, usaba la expresión de partes por millón, que dan la idea de muy poco o por lo menos para él así era.

En la época que se escribió el libro que cito, las estadísticas mostraban que la concentración de gases de efecto de invernadero había pasado de aproximadamente 200 ppm a 300 ppm, y el pichicatero autor se vanagloriaba: si este aumento (100ppm) no justifica el grado de crecimiento, entonces qué. Aunque en el mismo periodo, las emisiones globales anuales de gases de efecto de invernadero procedentes únicamente de la quema de combustibles fósiles era de 785 Gigatoneladas, en donde una Gigatonelada(Gg) equivale a un millón de toneladas, luego entonces, visto así, ya no es tan poquito.

Tal contaminación ha desequilibrado el funcionamiento normal del efecto invernadero, los gases de efecto invernadero actúan como una manta que envuelve al planeta, atrapando el calor del sol y aumentando las temperaturas.

De acuerdo con los datos del PCC ( Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, principal órgano internacional encargado de evaluar el conocimiento sobre el cambio climático), desde 1991, se han emitido más gases de efecto invernadero que en el resto de la historia humana.

En 2015, en la Conferencia de las partes (COP ) llevada a cabo en París, las advertencias funestas del desmesurado crecimiento de las emisiones de gases de invernadero, se llegó a un acuerdo (Acuerdo de París) en el que 195 países se comprometieron con el objetivo de limitar el calentamiento global idealmente por debajo de 1.5 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales. Y en este tema donde aparecen los regateros, "qué tanto es tantito 1.5 grados no es nada, además lo que falta para llegar a más", el aumento en la temperatura global es un aumento promedio de los observados en el océanos, en la tierra y en la atmósfera. Este aumento en la temperatura ha sido suficiente para aceptar que el cambio climático, expresado ya en intensas olas de calor, en sequías severas, en escasez de agua, en incendios graves, en deshielo de los polos, en aumentos en el nivel del mar, en tormentas catastróficas, en inundaciones y en la disminución de la diversidad, ya ha empezado y no tendremos que esperar hasta el 2030, 2050 o 2100 para ver las catástrofes climáticas que han sido advertidas desde la primera Reunión cumbre de RÍO, en 1992.

Pichicatear para negar el Cambio Climático, probablemente sea una actitud que evidencia normalidad de los fenómenos, esto es, nos estamos acostumbrando a su ocurrencia al grado de parecernos normal. Nada más alejado de la realidad. (Por no tener a la mano la ficha del libro del autor que menciono en algunos párrafos arriba no lo incluyo).

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