Pese a lo dicho en uno de sus más recientes discursos durante las mañaneras, en donde se había proyectado una especie de carta dirigida al próximo presidente de los Estados Unidos de América en que además de una negativa a frenar a los migrantes se le increpaba sobre el tráfico de armas de su país al nuestro y la promesa de que a un arancel impuesto le seguiría otro de nuestra parte, al día siguiente Claudia Sheinbaum ordenó cerrar la frontera norte para detener el tráfico de indocumentados, tal como lo había exigido Donald Trump 48 horas antes.
Sin embargo, tal como sostuvo desde una de las muchas condicionantes dirigidas en contra del Gobierno mexicano, el neoyorquino ha vuelto a repetir que como medida unilateral impondrá aranceles del 25% a nuestro país por prácticas de dumping (por no imponer freno a las importaciones de bienes e insumos provenientes de China a nuestro país y en la región): algo que resultará catastrófico para nuestra economía en el corto, mediano y largo plazo de realizarse.
Entre otro de los reclamos del Presidente electo este no ha dudado en resaltar que nuestro país no ha querido ni ha sabido resolver no solo el tema de la migración ilegal y el tráfico humano puesto que tampoco lo ha hecho en contra del crimen organizado ni los productores de fentanilo.
Como respuesta ante este señalamiento, justo esta semana se realizó una serie de incautaciones emprendidas por el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional en donde se logró la detención de uno de los mayores cargamentos de drogas en Sinaloa y en otros puntos del sureste; algo tan extraordinario como no se había visto desde el sexenio de Enrique Peña Nieto, aunque sin reportarse ningún detenido de importancia por parte de las autoridades.
Sin embargo, lo anterior no ha sido suficiente para detener el alud de malas noticias que provienen desde el norte en estas fechas pues el Gobierno de Canadá se ha pronunciado ya por la posibilidad de realizar un Acuerdo Comercial Bilateral-excluyendo a México-con los Estados Unidos debido a que este representa un 60% de sus exportaciones.
Si nuestro país llegara a quedar fuera del T-MEC como socio comercial, optando por alinearse con tiranías bananeras como Cuba, Venezuela y Nicaragua, no es necesario ser docto para entrever que la economía mexicana se irá a desplomar por completo y de tal modo que no habrá apoyo internacional solidario, ni retórica ideológica, ni remesas suficientes ni discurso sobre la "soberanía nacional" que logre sobrellevar los efectos negativos inmediatos; algo que se puede percibir por la disparidad en la que nos encontramos justamente ahora ante los mercados internacionales.
De manera un tanto injusta-quizá como no se veía desde que Zedillo sucedió a Salinas de Gortari-Sheinbaum estará obligada a responder por los errores del expresidente, quien lejos de combatir a la delincuencia prefirió pactar con ellos y hasta defender a personajes oscuros e insostenibles como el gobernador de Sinaloa, entre otros, permitiendo el paso de caravanas de migrantes con total impunidad, lo cual detona a su vez otro problema grave para nosotros como el tener que gastar en resguardarlos o devolverlos a sus lugares de origen.
En contraparte, pese a los yerros o desatinos cometidos por el Gobierno anterior en lo que a política exterior se refiere, se tiene la certeza de que con Claudia nos encontramos todavía en mejores manos para poder salir avante de esta encrucijada y por mucho hasta en condiciones más óptimas que si gobernara López o Peña Nieto.
Desafortunadamente y pese al "pensamiento mágico" que pudiera llegar a repetirse desde el antiguo Palacio de los Virreyes en la capital del país, no bastará el Himno Nacional Mexicano para detener a los Marines ni sus balas en caso que realizaran una incursión punitiva contra el narcotráfico, pues ningún mexicano con dos dedos de frente estará dispuesto a dar su vida por un Rocha Moya, por el expresidente López ni por los que los financiaron.