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Obra teatral rompe el silencio del suicidio

El Laboratorio de Creación Escénica del TIM se presentó en el Teatro Garibay

La obra fue dirigida por los maestros Mace Medina y Alam Sarmiento (EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)

La obra fue dirigida por los maestros Mace Medina y Alam Sarmiento (EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)

SAÚL RODRÍGUEZ.-

Se canta Cucurrucucú paloma, mientras el público entra por detrás al foro delimitado por el telón. Pasan de las 20:00 horas y las butacas del Teatro Alfonso Garibay se han convertido en sillas acomodadas tras bambalinas. Es como si se hubiera volteado el escenario, como estar en las entrañas de este recinto que ha sido cuna de tantos actores.

Se trata del estreno de la obra Suicidas anónimos o el misterio del gozo, montada por el Laboratorio de Creación Escénica del Teatro Isauro Martínez (TIM). La dirección es crédito de los maestros Mace Medina y Alam Sarmiento, mientras el elenco es conformado por los actores Conchita Sarabia, Alex Serhán, Gustavo Rivas, Jhon Soto, Kenya Reza y Paloma Blanco.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que los suicidios han aumentado en México. Si en 2017 se registró una tasa de suicidio de 5.3 por cada 100 mil habitantes (6 mil 494), en 2022 aumentó a 6.3 (8 mil 213). Es decir, mil 629 suicidios más.

¿Cómo se previene? El sociólogo francés Émile Durkheim escribe: “El suicidio varía en proporción inversa al grado de integración de los grupos sociales a los que pertenece el individuo”. ¿Cómo se llega hasta esta situación? Las razones son innumerables.

(EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)
(EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)

La escenografía muestra un podio, un reloj, mesas, veladoras, cuelga una soga del techo. Una de las actrices habla, dice que para ella la Navidad no tuvo significado este año. El texto menciona el vacío, cuestionamientos sobre la vida, da cupo al silencio.

Otra actriz recorre el escenario envuelta con series de luces, al tiempo que arrastra un conjunto de sartenes. El sonido del metal contra el suelo impide escuchar una grabación de voz en off. Cuando la actriz logra liberarse de lo que arrastra, el mensaje se vuelve inteligible. Quizá todo apunta a una metáfora.

Se podría deducir que se trata de una obra más de teatro experimental sobre el suicidio, pero el guion refuta esa idea. “No, es todo lo contrario. Bienvenidos, bienvenidas a nuestra sesión de Suicidas Anónimos”.

El escenario se ha convertido en un centro de apoyo donde cada uno de los personajes comparte su testimonio. ¿Quién no ha pensado en morirse? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que ese pensamiento cruzó tu mente? Los integrantes del grupo celebran con pliegos de celofán mientras comparten su conteo personal.

Suicidio, suicidio, suicidio, suicidio, suicidio, suicidio”, la palabra se repite como un eco incómodo.

Y es que uno de los puntos de la obra es precisamente preguntarse por qué no se habla del suicidio en la sociedad, debatir la razón que lo limita al tabú. Hay que hablarlo, gritarlo, manifestarlo. Por eso, los activistas de Suicidas Anónimos toman el frente para manifestar su discurso a través de un megáfono.

Suicidas Anónimos surge como un movimiento en contra del silencio, del tabú”.

(EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)
(EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)

La segunda parte de la obra tiene al baile como eje. El telón se abre y deja ver al embutacado del Teatro Garibay. Hay una enorme tela blanca sobre los asientos que comienza a recibir proyecciones. Suena una pieza de ABBA, los personajes bailan entre las butacas (así han decidido enfrentar su lucha), paran y comparten las razones de por qué vale la pena vivir. Ahora suena una cumbia y se reanuda el baile sobre el escenario mientras el público aplaude.

Al finalizar, los integrantes del elenco ofrecen agua de jamaica a los asistentes. Quien lo desee también puede tomar la palabra o escribir una carta y depositarla en una caja que se ha dispuesto. Quizá alguien del público también necesite ser escuchado. Es una forma de romper la cuarta pared.

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Escrito en: teatro Cucurrucucú paloma

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