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Ominosas ventanas

Enrique Irazoqui Morales

El día de ayer en el norte del estado de Coahuila, se reportó un enfrentamiento entre fuerzas policiacas adscritas al Estado y civiles armados. Autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del Estado de Coahuila confirmaron el enfrentamiento, donde resultaron tres elementos lesionados sin que sus heridas pusieran en riesgo su vida; se puntualizó que los agentes estatales repelieron la agresión.

Debido a la agresión sufrida por los oficiales, se solicitaron refuerzos y se generó la movilización de elementos y unidades de las diversas corporaciones de la policía estatal, provenientes de varios municipios de la región norte; así como de la Secretaría de Marina, Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y de la Guardia Nacional.

En el caso de las fuerzas federales, también se registró movilización sobre la carretera federal 02, en los límites de Tamaulipas con Nuevo León y Coahuila.

Cabe mencionar que dicho enfrentamiento inició en el interior de Coahuila y concluyó en los límites de Tamaulipas, según revelaron fuentes de la SSP de Coahuila.

Mientras, los elementos estatales lesionados fueron trasladados a hospitales privados del municipio de Piedras Negras.

Por principio de cuentas afortunadamente no se reportaron víctimas de las fuerzas del orden, y por extensión pues que bueno que no tuvo que morir ningún criminal, aunque es una lástima que nadie en esta ocasión haya sido detenido por estos execrables hechos.

Coahuila hoy por hoy según mediciones oficiales, aparece como el tercer estado más seguro de todo México, y eso no es obra de la casualidad. Evidentemente existe un trabajo de seguridad realizado a través de todo el territorio coahuilense por el Gobierno del Estado a través de sus cuerpos policiacos. La implementación del Mando Único entre otras muchas acciones han contribuido a que la entidad permanezca en relativa paz.

Claramente, el gobierno de Manolo Jiménez Salinas, que al momento está cerrando el octavo mes de su gestión constitucional ha sido firme en mantener la seguridad pública que desde tiempo atrás ya se estaba gestando en Coahuila, pero que la presente administración ha hecho esfuerzo para no permitir siquiera rendija alguna la delincuencia organizada de volver a operar libremente por estos lares.

Por ello no deja de ser desconcertante la acción que el alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González, tomó al disolver el Grupo de Reacción Torreón (GRT) cuando es claro que el enemigo, que son las bandas criminales que en muchas otras partes de México demuestran su poder de fuego y que en el pasado hicieron lo propio aquí mismo, están en permanente acecho. La agresión de ayer en el norte es prueba de ello.

No es conveniente para la sociedad en su conjunto que se haya suscitado toda está polémica y palabrería en torno a la disolución del GRT de la manera que se hizo. No es secreto para nadie que el temperamento político del presidente municipal torreonense no es precisamente sereno ni mucho menos. Tampoco que Cepeda González soñó en su momento con haber sido él mismo el candidato de su partido a la gubernatura que hoy ocupa Manolo Jiménez.

Con la reelección en la bolsa y poco más de tres años más de poder al frente del municipio de Torreón, Román Alberto quizá fue presa de un arranque y aunque la ley claramente lo faculta para hacer lo que hizo, no cabe duda que para la ciudadanía, más quien sabe para su fines políticos personales, forcejear en este tema con el Gobierno del Estado de esta manera sólo complica las cosas para la sociedad y puede abrir ominosas ventanas de oportunidad a los delincuentes.

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