Una de las herramientas más utilizadas en el sector privado, para calibrar el estado de salud de la empresa es la OPEDEPO, herramienta que logra como producto final una descripción de las oportunidades y peligros del exterior y las debilidades y fortalezas internas, conocimientos que puede aprovechar para su beneficio, incrementando la calidad de vida y productividad de quienes las integran. Otros asesores le llaman FODA -fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas-.
Tiene como propósito establecer estrategias para el cambio y mejora a partir de un diagnóstico confiable. Es una cultura empresarial que solo los líderes más jóvenes aprovechan y aplican; aún es frecuente encontrar las llamadas "empresas familiares", administradas a "la antigüita", que por conflictos de interés entre los descendientes herederos e importantemente las esposas de los hijos, tienen serios problemas para subsistir. Dice un adagio: "El abuelo la crea, el hijo la mantiene, el nieto la cierra". ¿Será así?
En la política, los asesores conocen la herramienta; otra cosa será que los políticos la aprovechen y apliquen.
Desafortunadamente, pesa más la inmoralidad del politiquero, sus compromisos partidistas y el apetito voraz que todos van desarrollando por el dinero.
¿Cuál sería una evaluación del México que recibirá y que debiera considerar Claudia Sheinbaum, para dirigir nuestro país?
Desde luego que el método utilizado para medir posibilidades no considera posturas idealistas, mucho menos necedades, como las padecidas en el sexenio de AMLO.
Con esas bases, apliquemos la herramienta.
Dicen los japoneses que las crisis deben aprovecharse para transformarlas en oportunidades y, para el caso, México, tiene la gran posibilidad de ser administrado con el uso de las ciencias y la inteligencia de sus dirigentes, quienes, al final, logrando buenos resultados, tendrían la promoción codiciada para hacer que el pueblo siga apoyándolos por convicción, sin cohecho y hasta ahorrándonos dineros -miles de millones- distraídos en cochupos sociales.
Quedamos en situación cercana al caos: peligro, por el desfalco económico, con arcas prácticamente vacías y compromisos para continuar la construcción de "elefantes blancos", atendiendo la terquedad narcisista que padecemos, alimentando la obstinación de ganar revanchas personales que ahora hacen peligrar la estabilidad política y social del país. Incluya las fanfarronadas al exterior… para "dar miga".
Viviremos la grave amenaza externa que pudiera ocasionar un mayor empobrecimiento. Terminar rompiendo en tratado de libre comercio nos generaría perdidas de empleo, menores ingresos y consecuentemente recaudación. Nunca hemos estado en una situación tan extrema en relaciones exteriores.
Nuestras debilidades nos hacen presa de las potencialidades del exterior; la muy deficiente educación básica se refleja en la educación media y complica la formación competitiva de los profesionistas; agredimos a las universidades y aparecen declaraciones amenazantes contra las instituciones particulares -30% del servicio educativo y mayor calidad -; dependemos de tecnología extranjera y en respuesta al problema, destruimos programas de formación de cuadros altamente competitivos, agrediéndolos con ofensas y calificativos infortunados.
Otra gran debilidad es la inseguridad nacional y la destrucción del proceso productivo de México. Políticas persecutorias en la recaudación del estado, robos y chantajes de los criminales, hacen que la pequeña y mediana industria y comercio tiendan a desaparecer, olvidando que son buena parte de los ingresos a las arcas hacendarias.
El narcotráfico ya ocupa gran preponderancia en la economía nacional y con sus recursos -económicos y de fuerza bruta- corrompió al sistema político; continuar con la negligencia en su control o, peor aún, la asociación con tales criminales, es tan grave que, ya sin solución, dejará de ser problema.
Tenemos una gran debilidad por la confrontación provocada entre clases socioeconómicas y culturales; maliciosamente se estimuló a lo largo del sexenio, pretendiendo que perdiéramos de vista que somos una sola sociedad con único sistema político/económico/social y, al agredirlo, nos genera deficiente productividad, mayor inseguridad pública y menores ingresos, sufriendo particularmente los más necesitados.
Ante tales peligros y amenazas está nuestra gran potencialidad: somos un país rico en su flora, fauna y pesca -a pesar de las barbaridades antiecológicas cometidas-; tenemos una ubicación geográfica envidiable; los recursos agropecuarios, mineros, pesqueros y solares son envidia de muchos países -descuidados nos los roban- y, sobre todo, estamos nosotros, quienes podemos aprovechar nuestras capacidades intelectuales altas, la creatividad que podemos reorientarla a producir y nuestra fortaleza en la sólida construcción psicológica y física que, a pesar de las deficiencias padecidas, nos hace altamente competitivos.
Requerimos de una lideresa que entienda que el idealismo debe defenderse cuidando la calidad de vida de sus electores; una presidente que pase a la historia no solo por ser la primer mujer mandataria, sino como esa que logró conciliar la igualdad con la fraternidad y la superación nacional.
Le puedo asegurar que, como dijo López, podemos ser mejores que Dinamarca y/o cualquier otro país, solamente necesitamos un líder proactivo, propositivo y bien intencionado que nos dirija. ¿Qué piensa?