De entrada, un cuento vulgar para dar espíritu a la columna y ánimo a sus lectores: "Dos amigos que al mismo tiempo eran compadres se encontraron a las puertas de un motel. Lo significativo de este encuentro es que la esposa de uno se hallaba en el automóvil del otro y viceversa. Al reconocerse, dice uno de ellos *¡Que pena compadre. Mire donde nos venimos a ver. Pero somos adultos y estamos preparados. No vamos a hacer un escándalo de esto. Creo que lo correcto es que mi esposa pase a mi auto y mi comadre, pase al suyo. Está de acuerdo? Claro que no compadre, porque eso será lo correcto, pero no es lo justo; usted ya viene de salida y yo apenas estoy entrando." Esa es la diferencia entre lo justo y lo correcto.
Una de las cuestiones que más controversia ha generado a los estudiosos de la Filosofía del Derecho, es la que se refiere a la distinción entre legalidad y justicia. El asunto inicia desde los tiempos del pensamiento heléni.co, pasando por el Digesto y el Código de Justiniano del Derecho Romano, y así llega hasta nuestros días; aún no ha sido resuelto.Ciertamente no ha sido superada la polémica que en torno a este tema se ha generado; la cuestión es apasionada y enciende los ánimos en las aulas universitarias, en los centros culturales y en las salas académicas.
La consigna universitaria era ésta: "Si en el ejercicio de tu profesión encuentras en conflicto la ley con la justicia, que no te quepa duda, opta por la segunda". El Derecho es un fenómeno de la cultura; es resultado del quehacer humano, es obra de la voluntad del hombre, creatura imperfecta por naturaleza. La expresión del Derecho es la ley, y la realización plena del fenómeno jurídico es la justicia. El Derecho está constituido por un conjunto de leyes, la ley es la norma elaborada para ser aplicada a un número indeterminado de situaciones; la justicia es la aspiración del Derecho de darle a cada quien lo suyo.
La justicia es el ideal de tratar a todas las personas de manera equitativa abstracción hecha de origen étnico, sexo, edad, nacionalidad, religión, condición económica o situación social. La legalidad, por su parte, consiste en el cumplimiento de las normas establecidas por una sociedad para la convivencia pacífica de los hombres y el buen funcionamiento de las instituciones.
Así que jueces, magistrados y ministros se enfrentan a un dilema que no es de importancia menor al resolver un caso concreto sometido a su consideración. Lo más fácil y menos comprometedor es aplicar en sus términos, lo que sería simple legalidad; pero si la ley interpretada intrínsecamente riñe con la idea que un juzgador tiene de la justicia, aplicará un criterio subjetivo, cuya resolución en dicho criterio basada, puede ser impugnada mediante los recursos que la propia ley contempla.
De lo anterior se deduce la importancia que tiene la relación establecida entre ambas instituciones y su concepto, que en este Panorama tratamos de destacar por su trascendencia en la práctica del Derecho.
La legalidad y la justicia son conceptos interconectados y fundamentales para el correcto funcionamiento de la sociedad. Mientras la primera establece las bases normativas, la otra se encarga de asegurar que estas leyes sean aplicadas de manera justa y equitativa. Alcanzar el equilibrio entre la justicia y la legalidad, requiere que nos esforcemos en trabajar para fortalecer el Estado de Derecho, combatir la corrupción hasta extirparla y garantizar a los ciudadanos el acceso a la justicia.
En términos de justicia toda persona tiene facultad para actuar, según los principios enunciados, mientras que la legalidad es ejercida por personas competentes y experimentadas como jueces magistrados, ministros, abogados, litigantes. . . a través de una combinación efectiva de justica y legalidad, será posible una sociedad respetuosa de los derechos humanos.