A los más modernos métodos y procedimientos, a las más notables extravagancias acudirá el gobierno federal para la integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que estará compuesta por nueve ministros, según se aprecia en la información proporcionada por los distintos medios, respecto del dictamen enlistado para ser discutido en el Pleno de la Cámara de Diputados, evento que tendrá verificativo el primer domingo del mes de junio de 2025.
De manera que estamos a 10 meses de la entrada en vigor de la serie “La Feria de la Justicia”, en la que habrá carrusel, sillas voladoras, avión del amor, carritos chocones, lotería, tiro al blanco, tómbola, etc.
Si acudimos al diccionario veremos que el Larousse nos dice: tómbola “es una especie de rifa pública de objetos varios, así como el lugar donde se celebran”; “rifa es sorteo de una cosa por medio de billetes numerados” y “sorteo, dejar a la suerte”.
Por insaculación debemos entender según el mismo diccionario, deriva de insacular “poner en un saco, urna u otro recipiente papeletas o bolsas con números o nombres de personas o cosas, para un sorteo.” Y finalmente, lotería, “juego de azar, en que se premian varios billetes sacados a la suerte”.
Sea tómbola, insaculación, o lotería el método que se use para la integración judicial, se trata de métodos rústicos, primitivos, impropios de aplicarse a una institución de la categoría y calidad de la Corte; es una falta de respeto al más alto tribunal y al mismo gobierno: ¿jueces por tómbola?, ¿magistrados por insaculación?, ¿ministros por sorteo? Es una burla.
Por eso se dice, irónicamente, al inicio de este Panorama, que harán uso de la “tecnología más avanzada” para proceder a la conformación de la Corte; sólo les faltó el “volado”, jugar con una moneda al águila o sol, y “águila o sello”, como decimos acá en la Comarca Lagunera para mancillar al órgano jurisdiccional de mayor altura en nuestro país.
¡Qué ocurrencias! Se imagina usted. Ministros y Magistrados que llegaron al cargo por un golpe de suerte, porque ésta favoreció a Dionisio Salmerón Icaza, tipo iletrado, próspero y exitoso comerciante en frutas y legumbres, propietario de seis puestos, abundantemente surtidos, ubicados en el mercado de abastos de la Ciudad.
Mientras que don Cleofas Barrotes del Palacio, hombre culto y preparado, estimado por la comunidad, no tuvo de su lado a la frívola, veleidosa y casquivana doña suerte y se quedó chiflando en la loma, mesándose los cabellos. ¡Cosas veredes Mío Cid!
Así que habrá ministros, magistrados y jueces de todos los oficios y labores, (comerciantes, industriales, albañiles, sastres, carpinteros, mecánicos, peluqueros, etc.) no importa que no tengan conocimiento alguno del Derecho, que no sepan qué es un auto judicial, qué es una sentencia, cuándo procede la apelación, ante quién se tramita, etc.; lo que tiene importancia y verdaderamente vale, es que así lo decidió la suerte mediante una tómbola y fue avalado por una asamblea popular.
¿Con esta forma de impartir justicia, se acabará la corrupción y dejará de haber impunidad? ¿Se limpiarán con este método nuestros tribunales y se perfeccionará la administración de justicia? Desde luego que no. No se trata del número de Ministros. Lo mismo da que sean nueve, once o trece. Lo verdaderamente trascendente es la calidad ética de quienes sean designados para ocupar el cargo de enorme responsabilidad.
Si la respuesta es afirmativa tendremos que concluir con la desaparición de las escuelas y facultades de Derecho?, porque no tendrá caso que existan; ¿se eliminará de igual forma la vocación de quienes quieren ser abogados y ejercer la licenciatura en Derecho?
Entonces la pregunta es: ¿El propósito es dignificar la función judicial o desaparecer el Poder Judicial, atentando contra el principio de la división de poderes, base de la democracia, vigente desde la época de Montesquieu y “El Espíritu de las Leyes”?
Aquí dejamos estas inquietudes y cuestionamientos que son el sentir y expresión de la gente.