Finalmente, López Obrador aceptó la decisión de los órganos electorales, tanto administrativos como jurisdiccionales y se dedicó a recorrer el país para formar y construir un nuevo partido, aparentemente de izquierda, que una vez logrado lo convirtió en empresa particular con fines electorales: el Movimiento de Regeneración Nacional.
Se postula por tercera ocasión como candidato a presidente de la República, ahora por su partido particular, Morena; el PRI lanza a José Antonio Meade, secretario de Hacienda en el gobierno de Peña Nieto, que no logra atraer la simpatía de la gente por opaco- e intrascendente; Ricardo Anaya surge a la palestra política como candidato del PAN, ex Presidente nacional de su partido, joven, preparado, con discurso ágil y conceptuoso, que no logra, sin embargo, la aceptación del electorado.El vencedor es López Obrador quien recibe los votos de un pueblo harto, cansado y desesperado por la corrupción, la inseguridad y la violencia; por el desempleo y la falta de oportunidades para todos; situación que condujo a la derrota más estrepitosa y dramática del PRI, que fue desplazado hasta la tercera fuerza electoral, después del PAN.
Astuto como es el presidente que está a dos días de dejar el cargo, que no el poder, se valió de las figuras históricas de Hidalgo, Morelos Juárez, Madero y Cárdenas para elaborar y enviar mensajes subliminales que calan fuerte y profundo en la sensible piel del mexicano, logrando atraer la atención y preferencia del electorado que le produjo un triunfo indiscutible y por lo mismo histórico arrastrando con su victoria a los candidatos a diputados y senadores por Morena, lo que le dio el control del poder legislativo, que en la práctica representa el control de la política nacional.
Así en un período de treinta años, de 1988 a 2018 tenemos en el Panorama político mexicano acontecimientos diversos: el homicidio de un candidato a presidente de la República en campaña; terminación de la hegemonía política del PRI, dos presidentes de derecha, dos personajes postulándose hasta en tres ocasiones al cargo más elevado del poder político, el levantamiento indígena en Chiapas, la guerra entre los cárteles de la droga que se disputan el territorio, la abrumadora llegada de la izquierda al poder y un presidente mesiánico y populista, cuyos programas principales, que fueron parte sustancial de su oferta política como candidato fracasaron rotundamente: el combate a la pobreza y la guerra a la corrupción.
Se conoce a infinidad de personas pobres, y no se ve por ningún lado que hayan salido de su precaria condición económica, debido al apoyo de un programa del gobierno, "pobres eran y pobres siguen"; y en cuanto a la corrupción, baste citar como ejemplo el caso de SEGALMEX, organismo creado por la presente administración federal. Hasta aquí llega este ensayo retrospectivo, porque del 2018 hacia acá la esencia del tema deja de ser histórico para convertirse en contemporáneo y merece otro tratamiento. [email protected]