Cuando haces las cosas mal tarde o temprano o llegarán las consecuencias. Así como cuando haces las cosas bien, tarde o temprano llegará tu recompensa.
Santos Laguna llegó a ser un equipo lleno de recompensas, cada quien había hecho lo suyo desde que salvaron el descenso por ahí del 2007 y eso desembocó en una era de títulos y satisfacciones, una era en la que los Guerreros llenaban el hueco de los “casi grandes”, una época en donde Tigres y Rayados eran mucho menos en lo deportivo que el Santos. La brecha económica siempre existió, no somos tontos.
En el partido de ayer contra Juárez, se recogió el resultado de una tribuna fantasmagórica. Una tribuna con muy poca gente que el club Santos jamás había visto en su historia.
La razón es muy sencilla: ayer vimos una consecuencia de hacer todo, prácticamente, todo mal. No da más que tristeza ver que se han ido las noches de gloria verdiblancas, ver que a los responsables no les importa porque no hay descenso, porque viven en multipropiedad y ultimadamente ahora está el factor nuevo de contar con el negocio en los Estados Unidos de América.
Lo último que harán estos dueños es perderle algo a este negocio.
Nos vamos a la fecha FIFA y sinceramente uno descansa del Santos, una monserga menos me dijo un amigo. Santos regresará a terminar lo más decorosamente posible otro torneo que tiró a la basura, vegetará tratando de dar alegrías a su afición en los partidos que le quedan como es este que viene el 19 de octubre visitando a las Águilas del América. Perder este partido con Juárez y quedar últimos parece ya un golpe más solamente pero no, la afición guerrera no olvida y aún le duelen mucho las humillaciones a las que son expuestos por más que el discurso ya pretenda ser hasta chistoso.