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Urbe y orbe

París 1924, París 2024

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

La noticia que acaparaba la atención en Francia días antes de la inauguración de la octava edición de los Juegos Olímpicos en 1924 era la huelga de cocineros que buscaba impactar a la industria gastronómica parisina en medio de la celebración deportiva. En 2024, previo a la inauguración de los trigésimo terceros Juegos Olímpicos ha sido el sabotaje a la red ferroviaria francesa la noticia que atrae los reflectores. Los ecos históricos del siglo que separa a la segunda de la tercera olimpiada parisina nos aportan luces de los viejos y nuevos problemas mundiales, a veces coincidentes.

Sobre la huelga de cocineros se sabía quiénes estaban detrás y su porqué: trabajadores organizados que exigían mejores condiciones laborales. Sobre el sabotaje ferroviario, al momento de escribir estas líneas, se desconoce a ciencia cierta la motivación y los autores. Se apunta a posibles acciones internas de facciones políticas o movimientos sociales, aunque los opinadores y oficialistas no descartan la participación de agentes extranjeros.

Una crónica publicada el 16 de agosto de 1924 en El Siglo, firmada por Consortium de Presse, refleja una parte de la atmósfera crítica e incrédula en torno al espíritu olímpico de la época: "el único recuerdo, difícilmente digerible, de la olimpiada, será el déficit de unos millones de francos. ¿Quién paga? Pregunta un periódico. ¿Que quién paga? Pues el Estado. ¿Para qué ha sido inventado el Estado si no es para pagar los déficits de los demás (...)? ¿Quién paga? Pues los ciudadanos".

Desde entonces el costeo de los JJOO era tema, con todo y que París 1924 fue innovadora en muchos sentidos, incluso en el financiamiento. Los 10 millones de francos (unos 10.1 millones de euros actuales) que costó la fiesta deportiva fueron cubiertos por los gobiernos de Francia y París, medios de comunicación (prensa y radio), empresas vinculadas al deporte y comercios interesados. El déficit del que se queja la crónica fue de poco más de la mitad de lo gastado. Esta realidad no ha cambiado mucho. Y para París 2024 se han gastado 4,400 millones de euros, de los cuales 176 millones corresponden al Estado.

Como los JJOO dejan déficit, se sabe que la ganancia es para las empresas comerciales, algo que ya ocurría hace un siglo, como lo deja claro la crónica de referencia: "...cuando fueron inventadas las olimpiadas de la era moderna, el Sport (sic) no había adquirido el desarrollo actual. Hoy día no sólo se ha desarrollado, sino que ha sido organizado comercialmente. Hoy día existe la industria del sport, lo mismo que la carne frigorífica". En eso también París 1924 fue innovador, además de ser los juegos que utilizaron un logotipo por primera vez y sentaron las bases de las ceremonias inaugurales, las villas olímpicas y la organización general del evento.

París 2024 también quiso innovar. Sacó la ceremonia inaugural del estadio y la llevó al río Sena. Doce cuadros escénicos dieron cuenta de una parte de la historia francesa, de la aportación del país al mundo en arte y cultura y de la idea con la cual la Francia macronista pretende proyectarse al mundo: diversidad étnica, cultural, política, religiosa y sexual. Este último punto levantó ámpulas entre un sector del conservadurismo en una polémica que recuerda a la controversia que concentraba la atención en 1924 en torno al cabello corto que comenzaban a usar las mujeres. Otra nota de la época, publicada en El Siglo el 22 de julio de 1924, da cuenta de cómo las "pelonas" (sic) se convirtieron en un asunto "que está interesando más al mundo que las mismísima olimpiada". La polémica es la madre de las atenciones.

Hay otros ecos que resuenan y rebotan con sus matices. En 1924, Francia se encontraba en plena recuperación económica tras la Gran Guerra y París vivía una efervescencia de artes y letras que la proyectaba en el mundo. No obstante, movimientos obreros se hacían presentes para demandar mejores condiciones de vida, un clima que alimentaba la pugna entre facciones políticas. En 2024, Francia acaba de vivir un proceso electoral que refleja la polarización política de su sociedad, y en los últimos años ha vivido momentos álgidos de protestas ciudadanas en contra de reformas del gobierno. La recuperación de la crisis post pandémica ha sido lenta, mientras París intenta reinventarse tras décadas de flujo turístico masivo.

En el contexto global, en 1924 Europa intentaba superar la Gran Guerra y evitar (sin éxito) conflictos futuros. Los estragos de la pandemia de influenza aún se sentían. Las ideologías extremas, como el comunismo, el fascismo y el nazismo, ya campeaban sobre el escenario político. La hegemonía global británica estaba en decadencia y en el horizonte se asomaban ya nuevas potencias de América y Europa. En 2024, el mundo se sacude entre guerras internacionales, como la de Ucrania y Palestina; se recupera de una pandemia de Covid-19; atestigua la proliferación de populismos de izquierda y extrema derecha; observa el repliegue de la hegemonía global estadounidense, mientras potencias de Eurasia impulsan un orden multipolar.

Curiosa es la persistencia de ciertos tópicos. Como hoy, Rusia era hace 100 años motivo de discordia. La revolución soviética apenas había triunfado y el nuevo estado se encontraba demasiado aislado como para participar en la Olimpiada de París 1924. En París 2024 tampoco participa, pero ahora Rusia ha sido expresamente excluida por el Comité Olímpico Internacional (COI) por la invasión atroz a Ucrania. Por cierto, esta postura del COI no se replicó con Israel, que ha sido acusado de prácticas genocidas en Palestina, territorio no reconocido como estado por Francia, que hace un siglo se repartió el extinto Imperio otomano con Reino Unido, quien había asumido en 1920 el mandato sobre Palestina.

Y ¿qué podemos decir de México? A París 1924 acudieron 14 atletas mexicanos; a París 2024 van 107. Las expectativas no son muy diferentes. Una nota firmada por Joaquín Belloc y publicada por El Siglo el 21 de mayo de 1924, refleja con ironía el pesimismo en torno a la delegación mexicana: "este viaje de nuestros atletas al viejo mundo les será de gran utilidad, porque verán y aprenderán mucho de lo que ignoran. Se formarán una idea exacta de lo que es atletismo y regresarán a nosotros pletóricos de esperanzas para la próxima olimpiada (...)". Desde entonces albergamos la esperanza perpetua de la próxima justa.

Pero otro párrafo de la nota también atrapa mi atención: "hasta nosotros, entretenidos casi siempre en deplorables guerras intestinas, enviamos hoy con sacrificios y sin la preparación debida a nuestro raquítico y pequeño contingente, no ya para obtener lauros, que ello es bien difícil, pero cuando menos para darle prestigio a este pequeño girón de tierra que se ahoga anegada en sangre fraternal". Palabras de 1924 que resuenan en 2024.

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