"UN ÁNGEL DE CUATRO PATAS"
Me encontraba en el consultorio cuando recibí una llamada del extranjero, preguntaban si contaba con el servicio de pensión para mascotas, al afirmarles me dieron una dirección para que pasara por "Bambina", la casa se encontraba sin sus dueños, me puse de acuerdo y a determinada hora iría una persona para entregarme la mascota. Así fue como conocí a quien sería mi paciente de toda la vida. Se trataba de una perrita de la raza poodle gigante, de veinte kilogramos de peso de color gris oscuro, con dos años de edad, recuerdo que se encontraba en la sala de la casa y al verme empezó a gruñir como toda guardiana de su territorio, le pedí a la señora que le pusiera la traílla ya que la conocía, me contestó muy nerviosa que jamás había tratado con perros, así que con mucho miedo le colocó la correa y me la entregó, ese fue el inicio de una magnífica amistad entre paciente y veterinario.
Seguido la llevan a la clínica para vacunas, estética, consultas y pensión, hasta por un mes la llegamos a tener de huésped en la clínica mientras su dueña tiene que ausentarse de la ciudad haciéndolo seguido. Es una perrita que todo veterinario le agradaría tener de paciente, cariñosa, alegre, agradecida, buena para comer, otras mascotas que llegan a pensión por lo regular dejan de comer los primeros días, pero "Bambina" tal parece que le sienta bien las "vacaciones" en la clínica, al verla su dueña cuando regresaba decía que la encontraba más "repuestita", la tiene muy consentida, nos daba recomendaciones precisas cuando la dejaba, a determinada hora le dábamos un plato de hojuelas de maíz, a otra hora determinada colación, claro a parte de sus croquetas, en ocasiones omitíamos los antojos con toda intención ya que contaba con sobrepeso, espero que su dueña no se vaya a molestar al darse cuenta. He tenido la suerte de conocer cientos de clientes y jamás escuché dirigirse hacia su mascota con palabras tan cariñosas y frases espontaneas llenas de ternura, podría decir hasta "maternales", sobre todo cuando la dejaba de ver por largo tiempo. Se ha creado un triángulo de celos por el cariño de "Bambina", cuando la llevan al consultorio y la recibo personalmente, le da un gran gusto que empieza a contornear su voluminoso cuerpo como si se tratase de un cachorrito, su dueña en broma me dice que se pone muy celosa cuando su mascota me dedica tales aspavientos que a ella no le hace. Cuando va a baño, le llevan su shampoo y enjuague especial, y la señora hace las mismas recomendaciones a su hija para que nos las diga, y nos sonríe diciendo, ojalá y así me cuidara mi mamá.
Es tal el cariño y la protección hacia las mascotas que llegamos a realizar acciones sin pensar, como el día en que "Bambina" salió intempestivamente a la calle sin su correa, la casa está situada frente a una avenida de gran tráfico, su dueña se encontraba en pijama y salió corriendo atrás de ella, se paró a media calle y les indicaba a los automovilistas que se detuvieran, como si se tratase de un agente de vialidad, arriesgando su vida por la de su mascota, logrando ponerla a salvo.
Cómo da vueltas la vida, resulta que la señora padece de diabetes y presión alta, se encontraba inconsciente, y al darse cuenta "Bambina" que le sucedía algo a su ama, empezó a lamer el rostro para despertarla hasta que lo logró, estando en el hospital le dijo el doctor que estuvo a punto de padecer un accidente cerebro vascular de no haber sido por su mascota que la despertó a tiempo para ser atendida. Lo que más me sorprende, comentaba su dueña, cómo se dio cuenta de mi estado de salud, fue mi ángel protector, a sus doce años edad padece de cataratas y se encuentra completamente ciega.