Clara Brugada ya cumplió con la que para muchos era una de sus más importantes promesas de campaña: una licencia de conducir permanente en la CDMX. Como Presidenta electa, Sheinbaum planteó la misma posibilidad para todo el país. Igual lo hace su regalo de Navidad.
Sólo para quienes la tramiten por primera vez habrá un examen, pero teórico y de opción múltiple. No se examinará si saben o no manejar. En palabras del diputado local morenista Víctor Varela: "Habrá quien, por alguna razón, haya obtenido la Licencia A y no sabe manejar [...] Creo que partir de la mala fe del ciudadano es algo que no compartimos".
Ya se había experimentado con esto en el pasado. La razón entonces era para reducir trámites administrativos.
Desde un individualismo miope, para evitar la lata, a cada uno le conviene un sistema en el que no tenga que hacer un examen de manejo, pero que todos los demás sí lo hagan, pero esto es absurdo. Lo normal es que todos aprueben un examen práctico de manejo, uno de conocimiento y otro de salud, que debe aprobarse periódicamente, para evitar que alguien con capacidad visual limitada conduzca.
Salvo organizaciones de ciclistas que presentaron amparos en contra de la propuesta, los capitalinos parecen estar contentos con la licencia permanente para quien la solicite. O es de plano un gran amor al riesgo o bien, puro pragmatismo: no confían que el gobierno pueda hacer exámenes de manejo sin caer en conductas corruptas y trabas burocráticas. No quieren perder dinero ni tiempo por algo que igual se va a resolver con una "mordida" de quien no sepa manejar. Mejor que la licencia sea eterna.
No debería sorprender una política pública como esta por parte de este gobierno. Si se va a desmantelar un sistema judicial basado en exámenes que miden los conocimientos de los aspirantes a ser juzgadores, ¿por qué iba a importar una prueba para conducir?
Asignar los cargos públicos sin importar la experiencia ni la capacidad es parte del modelo de Morena. En el 2018, 37 de los candidatos plurinominales de Morena a la Cámara de Diputados fueron militantes de base elegidos por sorteo. En el 2024, ya sólo fueron insaculados 12 militantes de base para diputaciones plurinominales. El resto de las curules elegidas "por sorteo" fue otorgado a consejeros nacionales y a políticos designados por la propia dirigencia. El sorteo cada vez pesará menos, y cada vez más las redes políticas.
Se premia la lealtad. Basta ver el destino de los integrantes de la ayudantía de AMLO, es decir quienes lo cuidaban: desde 2019, 28 de ellos obtuvieron cargos en el gobierno -desde encabezar la subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación hasta la titularidad del Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado. Lo central es estar cerca del poder.
Desde la lógica de Morena todo es política y están acostumbrados a obedecer al jefe. No les importa si en el camino se violenta algún principio o una regla. Lo vimos con la selección de la presidenta de la CNDH. El proceso arranca con una presentación ante una comisión del Senado que los evalúa. De los 15 finalistas, la peor evaluada era Piedra, a pesar de conocer el cargo pues buscaba la reelección. Se perfilaba como ganadora la mejor evaluada, Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX. Al final, el líder de Morena en el Senado impuso a Piedra.
Ni la capacidad ni el mérito serán un criterio para prácticamente nada. No lo ha sido para ingresar a las universidades abiertas por Morena. Tendrán puestos y acceso a privilegios quienes se eduquen en la doctrina morenista y estén cerca del grupo en el poder, aunque sean incompetentes para el cargo. Ningún país ha logrado desarrollarse con estas premisas. Pero sí es un mecanismo efectivo para tener el control político.
ÁTICO
Desde la lógica de Morena todo es política, ni la capacidad ni el mérito serán un criterio para prácticamente nada.