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A la ciudadania

Poner atención al cambio climático

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Con frecuencia escuchamos o compartimos opiniones sobre el cambio climático: en los medios de comunicación, en las narrativas escolares, en los discursos políticos, en los diálogos domésticos y en otros ámbitos de nuestra vida. Sin embargo, al observar lo que los gobiernos proponen o hacen para enfrentar los posibles impactos que tendrá este fenómeno, notamos que son mínimas las acciones que se implementan para adaptarnos o mitigar esos impactos, predomina una retórica ideológica muy lejana a la realidad que enfrentamos.

Pero no solo en el ámbito gubernamental ocurre esta actitud omisa o evasiva ante la alteración más importante a nivel global de los sistemas naturales. En nuestra vida cotidiana, ya sea en los entornos laborales, domésticos, sociales, culturales y demás, asumimos una actitud similar, quizás porque no tenemos una idea clara de lo que implica los posibles impactos que tendrá dicho fenómeno en ellos, aún ni siquiera cuando padecemos la elevación progresiva de la temperatura como ha sucedido no solo en lugares como el que vivimos, ya que la NASA (Agencia Espacial de EU) declaró que 2023 ha sido el año más caluroso desde que se tienen registros sobre el clima.

Se ve difícil que se cumpla la meta que se ha planteado en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, de mantener la temperatura promedio de 1.5 grados a nivel planetario, considerando que en 2023 alcanzó 1.48 grados (con respecto al período de 1850-1900), hay escepticismo de cumplir los acuerdo de la COP 21 celebrada en 2015 en Paris. Para lograrlo es necesario apresurar la descarbonización de la atmosfera, que implica reducir significativamente el uso de combustibles fósiles como principal fuente energética que mueva la economía y satisfaga las necesidades domésticas.

El Cambio Climático es un evento global que se expresa en una tendencia de elevación de la temperatura que provoca el calentamiento del planeta. La alteración del sistema climático a este nivel se ha expresado en la presencia de fenómenos meteorológicos que están impactando las condiciones naturales y sociales, al cual la comunidad científica no ubica como un proceso natural de calentamiento (o enfriamiento) que cíclicamente ha ocurrido en la historia del planeta, en esta ocasión se aducen causas antropogénicas, en otras palabras, son las actividades humanas las que están provocando esta alteración del clima, lo que ha llevado a definir la época geológica actual como el Antropoceno.

La alteración del sistema climático es una consecuencia de la forma de producir y vivir que hemos adoptado en la época histórica que vivimos, hemos adoptado un modelo económico extractivista sobre la naturaleza y consumista por la población, pareciera que no nos damos cuenta que en esta fase del capitalismo mundial estamos destruyendo sistemáticamente los sistemas naturales hasta provocar desequilibrios ecológicos que amenazan las diferentes formas de vida en el planeta.

Por eso algunos dicen que no es Cambio Climático, es el capitalismo depredador que lo provoca, donde hay que encontrar las causas y al que hay que ponerle freno, sobre todo en esta última fase en que se liberaron las relaciones sociales de producción para potenciar las fuerzas productivas que mueven la economía mundial, hacia un capitalismo salvaje justificado ideológicamente con el neoliberalismo.

Ante la presencia de este fenómeno global, los organismos internacionales que le dan seguimiento nos indican que la forma en que debemos enfrentarlo es tomando medidas que nos permitan adaptarnos y mitigar esos impactos. ¿Qué significa esto? Que es un fenómeno que ya nos alcanzó, que tenemos que multiplicar los esfuerzos para evitar que esos impactos nos afecten, pero eso solo lo podemos hacer si tomamos conciencia de lo que estamos viviendo, prácticamente si ocurre una revolución cognitiva que nos lleve a los ciudadanos a participar en las decisiones fundamentales que erróneamente están tomando las élites económicas y políticas en cada rincón del mundo.

Como ciudadanos, debemos involucrarnos en acciones simples como plantar un árbol en nuestro entorno, en espacios verdes domésticos o públicos, para generar microclimas que contrarresten las ondas de calor que estamos sufriendo en las ciudades, hasta incidir en los mecanismos de toma de decisiones sobre la gestión de los recursos naturales, de la economía y en las estructuras de poder político, incidir en las decisiones sobre cómo se usa el agua, la energía, los suelos, la biodiversidad, el aire, sobre los modos de producir riqueza y de definir leyes y políticas públicas que prioricen el interés público, de las colectividades, sobre el interés privado, cuando este afecte nuestra forma de vida, la calidad de la misma.

Si lo anterior lo aterrizamos en una región como la que vivimos, estaríamos hablando de evitar la sobreexplotación y contaminación del agua y demás recursos naturales finitos que disponemos, de cambiar el modelo de producción que los mercantiliza por encima de mantener el equilibrio ecológico, la vida misma de la población. Debemos poner atención al Cambio Climático reconociendo, sin ser apocalípticos, que es una verdadera amenaza para quienes vivimos en cualquier parte del mundo, y actuando en consecuencia.

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