En 2016 Donald Trump se convirtió en candidato republicano y Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en una singular campaña en contra de las élites tanto como lo peor y más representativo-por su contrincante-del Estado profundo en su país.
Ahora, con 78 años de edad y ocho años después de aquel primer triunfo, el neoyorquino volverá a la Casa Blanca al obtener una victoria aplastante por el gran impulso del 45 al 47% que este recibió de los entre votantes hispanos (conocedores de sobra de los peligros del socialismo en sus países de origen), entre el 42 y 43% de los afroamericanos y las mujeres en general, con un empuje tan singular como no se veía desde la década de los sesentas.
Sin embargo, poco se ha precisado además de delimitar al grueso de esta fuerza electoral tanto como su representación de origen étnico multinacional mientras los medios tradicionales han tratado pasar por alto el por qué ganó Trump y perdió Kamala Harris. Aunque las razones son por demás evidentes para quien desee verlas, es necesario emprender un listado en breve respecto a las mismas:
1.- Los norteamericanos no están dispuestos a permitir que cualquier mujer los dirija como presidenta, pues en la medida en que defienden una auténtica igualdad de género también advirtieron el peligro de elegir a una mujer con un pasado turbio, trayectoria nula, origen étnico difuso y mal ejercicio del poder, por lo que no estuvieron dispuestos a asumir semejante riesgo.
2.- Históricamente hablando, desde la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses se toman muy en serio su relación con el Estado de Israel por cuestiones básicas de seguridad nacional e internacional, de tal modo que quien por su parte cometiera el error de aconsejar a Harris que criticara a Israel y condenara públicamente la defensa israelí de los ataques terroristas musulmanes cometió un gran error como asesor.
3.- En la misma medida en que el norteamericano promedio apoya la libertad, la igualdad y la economía de libre mercado como principios fundamentales; el modo en que Kamala apoyó a los lobbies globalistas como el autodenominado LGBT, el aborto, la locura sin género y muchas prácticas anticristianas del marxismo a través de la "cultura woke", se convirtió en algo tan odioso como preocupante por lo represivo de esta ideología absurda y criminal que lo mismo satanizaba a los hombres en automático que degradaba a las mujeres al exponerlas a competir y ser golpeadas por hombres "trans" en el ámbito deportivo.
4.- Gran parte del pueblo estadounidense se encuentra cansado de la prolongada y fratricida guerra entre Ucrania y Rusia, por lo que creen que Trump puede poner fin a la misma y salvar al mundo de una posible Tercera Guerra Mundial o nuclear como amenaza.
5.- El auge del terrorismo islámico en Medio Oriente y el creciente impulso que Irán le ha brindado al mismo ha llevado a creer que solo un hombre tan directo como Trump puede poner fin a lo que consideran ya un peligro inminente para su propia seguridad y la del resto del globo.
6.- El grueso de la población estadounidense -tanto los blancos sajones como los hispanos y afroamericanos- se encuentran hartos de que los inmigrantes entren en tropel a su país desde hace cuatro años (algo promovido directamente por Harris), no por la migración en sí misma sino por los intereses oscuros que la promueven al sur de la frontera como negocio; especialmente desde países musulmanes y africanos, al igual que de Haití, Colombia y México.
Hasta aquí las razones del por qué perdió Harris, más allá de la retórica de un noticiero tan dudoso como CNN, cuyo discurso es tomado como verdad y ley por muchos de los medios en nuestro país.
Sin embargo, lo que no deja de ser realmente preocupante al final del día es lo mucho que los mexicanos desconocemos respecto a lo que ocurre en los Estados Unidos, que es nuestro principal socio comercial, al igual que en el resto del mundo.
