No importa si ganamos o hemos perdido las elecciones. Aún tenemos que luchar como un demonio." Testimonio atribuido a Donald Trump ante los resultados electorales de 2020 a favor de Biden: documento revelación del fiscal Jack Smith (02/10/24).
Esta semana la contienda por la Presidencia estadounidense nos muestra que la contienda se ha tornado diferente.
Vimos un debate entre Tim Walz y J.D. Vance, candidatos a la Vicepresidencia, extremadamente amigable donde ambos estaban en sintonía y mostraron afinidad en temas sensibles para las y los estadounidenses.
Así lo evidenció su solidaridad entre ellos en la cuestión sobre los tiroteos masivos en las escuelas y sobre el control de las armas: un debate provechoso, donde hicieron alarde de sus capacidades políticas, dando incluso la sensación de que ellos se alejaban como actores de la polarización política nacional (...), al menos por esa semana.
A su vez, vimos a la candidata Kamala Harris participar en un evento en Wisconsin con la esposa del exVicepresidente Dick Cheney.
Linne Cheney expresó a Harris que por primera vez no votaría por un candidato republicano presidencial, lo que muestra que hay un sector entre los republicanos que está dispuesto a mantener el status quo de la clase política estadounidense.
A su vez, el tema de la no aceptación del resultado de la elección presidencial en 2020, regresa a la palestra contra Trump y de hecho, fue un cuestionamiento a Vance en el debate de vicepresidenciables en comento.
Ambos partidos en competencia aluden a que ellos protegen la democracia y que sus rivales encarnan su amenaza existencial; sin embargo, en el caso de Trump y Vance, sus posiciones son inconsistentes por la no aceptación política y constitucional de la derrota ante Joe Biden, aunque debemos reconocer que fue el mejor artificio para Trump para sostenerse de origen y confirmarse a la postre como el candidato presidencial de facto e inevitable post Presidencia de Biden.
Asimismo, vimos al juez Jack Smith regresar el tema jurídico penal contra Trump ante los diversos cargos que se le imputan, subrayando que "utilizó ampliamente actores privados y su infraestructura de campaña para intentar anular los resultados electorales de 2020", machacando ese historial trumpiano sobre electores con un pensamiento conservador que no quisieran ver a un potencial sentenciado en la posesión de la Presidencia estadounidense.
A su vez, durante esta semana Trump posicionó una reunión con el presidente ucraniano V. Zelenski, recreando imaginarios de que él tiene interlocución con los actores clave de los conflictos regionales y militares actuales en el mundo.
El impasse de una elección empatada en las encuestas nacionales entre Harris y Trump, puede en efecto resolverse en los estados indecisos. Interesante el caso de Maine y Nebraska, pero también el de Arizona -particularmente en las ciudades de Tucson y Phoenix-, que pueden ser entre otros estados, el fiel de la balanza, cuyos electores están demostrando capacidad de criterio y convicción que podría sorprender los pronósticos artificiales de las encuestas nacionales.
Dados los hechos de que ya no habrá un debate presidencial más con Trump y del dominio de los recursos gubernamentales plenos de la Presidencia, Biden y su candidata Harris sólo tienen tres semanas para tomar una decisión política espectacular que permita a los demócratas superar el empate con Trump.
Así, no es descartable que Estados Unidos decida hacer una operación militar en el conflicto en el Medio Oriente, o un evento efecto en el capítulo México en su fase fronteriza o por vía de un quiebre sorpresivo que involucre testimonios de los líderes de la narco corrupción/fentanilo atrapados en el sistema judicial estadounidense, o intervenir en la crisis de legitimidad presidencial venezolana encarnada por Nicolás Maduro, escenarios clave de dramatización política que en sus cálculos políticos electorales podrían afianzar a Harris.
Cada uno de esos escenarios conlleva a conquistar a electores indecisos: desde el cálculo político de privilegiar el apoyo incondicional y financiero de los lobbies judíos, o de buscar el respaldo de la comunidad latina migrante y de los conservadores estadounidenses que detestan los flujos de migración ilegal, u optando por la exhibición de quienes han tutelado o fraguado los flujos de comercio ilegal y de muerte por el consumo de fentanilo en territorio estadounidense, o una nueva puesta en escena de una extradición que muestre cómo Estados Unidos vela por procesos democráticos legítimos.
Los electores/estados indecisos siguen pues tomando relevancia hacia el tramo final de la elección y el factor donde gravita el triunfo final, en el Colegio Electoral estadounidense, instancia decisiva de quién gana la Presidencia.