¿Qué dice el Protocolo de Actuación por posesión y portación de armas en escuelas?
En Coahuila, hay un protocolo de Actuación para la Prevención, Atención y Seguimiento de riesgos en escuelas de educación básica, publicado el martes 4 de agosto de 2020 en el Periódico Oficial del Estado.
Entre las consideraciones, señalan que resulta indispensable implementar y desarrollar un programa de seguridad para que los alumnos, docentes, directivos, padres de familia, tutores, representantes y demás personal escolar, tengan los conocimientos necesarios para proteger y evitar accidentes, ya sean por causas naturales o por situaciones de riesgo, lo que implica: medios necesarios para el control de las mismas y contar con personal capacitado para actuar frente a emergencias, además de poder identificarlas y prevenirlas.
El documento normativo es de observancias general, de aplicación obligatoria para las escuelas de educación básica de sostenimiento público y privado, los integrantes de la comunidad educativa y el personal de la misma.
El protocolo tiene como objetivo principal el proporcionar al personal educativo una herramienta para construir entornos escolares seguros, con apego a los derechos de las niñas, niños y adolescentes. No obstante, indicaron que para poder contar con escuelas con ambientes sanos y seguros, se requiere de un compromiso colectivo entre alumnos, autoridades educativas y padres, tutores o representantes educativos, a fin de que se vele por el ejercicio pleno de los derechos del alumnado.
La coordinación general de Asuntos Jurídicos a través de la Dirección de Intervención Integra, será la instancia encargada de promover, difundir y supervisar la correcta aplicación del protocolo. Aunado a lo anterior, será el director o directora de cada escuela, quien de manera general y habitualmente, ejecute los lineamientos.
En el artículo 63, se indica que se considera arma cualquier dispositivo o artefacto que sea configurado, manipulado o utilizado con la finalidad de causar un daño físico o psicológico a un integrante de la comunidad educativa. Mientras que el artículo 64, señala que se considera arma de fuego, un dispositivo destinado a impulsar uno o múltiples proyectiles, mediante la presión generada por la combustión de pólvora sin humo.
Como parte de la prevención, se considera propiciar dentro y fuera de la escuela la cultura de la paz, buscar mecanismos para concientizar a los padres de familia de la importancia de realizar una revisión periódica a la mochila de sus hijos antes de salir y realizar mediante pláticas, capacitaciones y campañas de concientización sobre la violencia y valores que deben aplicar en la vida diaria.
También estar en constante comunicación con alumnos y alumnas tanto docente como padres de familia, tener constante comunicación con corporaciones policiacas y con la colaboración de padres de familia y demás integrantes de la comunidad educativa, aplicar los lineamientos establecidos por la Secretaría de Educación Pública para la presentación de mochilas, bolsos, portafolios, para alumnos y docentes.
ATENCIÓN EN EL CASO DE POSESIÓN Y PORTACIÓN DE ARMAS
Según el protocolo, cuando se detecte la situación de riesgo por personal docente, a un alumno portando un arma, se deberá mantener la calma y llamar al 911, informar a la autoridad educativa en cuando sea posible, de la presencia de armas de fuego o un arma blanca en la escuela.
Dirigir al poseedor a la dirección o algún sitio de mayor discreción, con el fin de disminuir el riesgo y asegurar la integridad física de la comunidad educativa. De acuerdo con la situación, si se puede sin poner en peligro a ningún integrante de la comunidad educativa, tratar de persuadir al portador para que entregue el arma.
Además, resguardar o evacuar al alumnado del sitio donde se ubica la amenaza, con el propósito de disminuir el riesgo de daño a la integridad física de la comunidad educativa.
Atendiendo a la situación y circunstancias, según sea el caso realizar lo siguiente: En caso de ser posible, y sin poner en riesgo la integridad física de persona alguna, proceder a asegurar el arma sin tocarla directamente con las manos y poniéndola en un recipiente o bolsa. En caso de que fuere ubicada en la revisión de la mochila, bolsa o portafolio, resguardar el arma, sin tocara y poniéndola en un recipiente o bolsa; comunicarse con su padre, madre de familia o tutor y con la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) para que se presente en la escuela.
En caso de que el agresor entregue el arma, esta será depositada en un recipiente o contenedor, de manera que deje representar un riesgo y sea entregada a las autoridades correspondientes en cuanto llegue, evacuar al alumnado del área donde se encuentra el arma para disminuir el riesgo y asegurar la integridad física de la comunidad educativa. Además, brindar las facilidades a los servicios de emergencia y policiacos para que realicen su labor y ceder a ellos el control de la situación.
DOCUMENTAR LOS HECHOS
Una vez controlada la situación, notificar lo sucedido de manera inmediata a las madres y/o padres de familia o tutores, procurando no causar pánico ni distorsión en la comunicación y hechos acontecidos. También deben notificar a la brevedad a la Sedu y concluido el riesgo, y al estar emocionalmente estable, elaborar un expediente, a fin de documentar las actuaciones previstas en el protocolo, como lo son la acta de hechos de lo sucedido, declaraciones de los involucrados y testigos, acuerdos que se lleguen entre los padres de familia de la presunta víctima y la o el presunto agresor y sus padres de familia.
Se podrá solicitar a los padres de familia firmar la carta de responsabilidad por ser ellos los únicos autorizados para seguir con el procedimiento ante la autoridad correspondiente. Además de establecer los compromisos con los padres de familia de las alumnas o alumnos portadores de los objetos prohibidos, aplicando las estrategias pedagógicas y disciplinarias que correspondan.
En colaboración con la autoridad correspondiente y los padres de familia, se deberá dar seguimiento al afectado y/o agresor; para el caso de nuevos cambios de comportamiento del alumno, o de no ser atendido por los padres de familia, se seguirá nuevamente el protocolo según el nuevo riesgo. El protocolo señala que la principal función de la escuela es educativa, por ello, una parte fundamental del manejo de estas situaciones es valorar lo positivo de la experiencia, fortalecer los valores involucrados y las competencias desarrolladas en el proceso para poder establecer nuevamente estrategias encaminadas a la sana convivencia escolar y a la seguridad de la comunidad educativa, mismas que permitan un reforzamiento de las medidas de prevención involucrando a las autoridades correspondiente.