El presidente López Obrador. (ARCHIVO)
Esta mañana, el presidente López Obrador recordó el modelo de sustitución de importaciones para recomendar a la presidenta electa Claudia Sheinbaum a reducir la dependencia con Estados Unidos por los alimentos.
Dicho sencillo, la sustitución de importaciones es una estrategia económica que enfatiza el desarrollo industrial con bienes producidos domésticamente, con el objetivo de motivar el progreso de la industria nacional, según el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).
¿Cómo surge el modelo de sustitución de importaciones?
Pero este modelo es mucho más que eso, fue una iniciativa histórica cuyo pasado se remonta al periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando las potencias europeas y Estados Unidos explotaban a Latinoamérica, África y Asia como fuentes de bienes primarios que luego eran industrializados en sus propios territorios.
Este modelo fue conocido como “modelo primario exportador” y donde los países “atrasados” enfatizaban su producción en la minería, la agricultura y la ganadería.
El ensayo de la doctora Laura Vazquez Maggio "Revisión del modelo de sustitución de importaciones: vigencia y algunas reconsideraciones" describe que las economías coloniales complementaban las de las metrópolis y por ellos los países coloniales especializaron sus economías en complementar las necesidades de los países desarrollados.
Con la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial los países “atrasados” debieron producir localmente los bienes que las potencias habían dejado de enviar, llevando a un cambio de mentalidad, si deseaban la independencia económica debían tener su propia industrialización.
Esta mentalidad vino acompañada de los movimientos de independencia que se desarrollaron posterior a la Guerra y llevaron de 51 países fundadores de la ONU en 1945 a ser 166 en 1991.
Su aplicación y fallas en América Latina
En América Latina se aplicó desde 1929 hasta 1980, cuando el Estado tuvo una mayor presencia sobre la economía y este actuó ofreciendo altas tasas de inversión pública, tanto en infraestructura física como social para alentar la inversión privada.
El programa para aplicarlo era sustituyendo primero bienes de consumo no duradero (ejemplo: jabón) a desarrollar industrias de bienes duraderos (automóviles) y de capital (maquinaria).
Los bienes duraderos y de capital debían prepararse para competir en el mercado con los países desarrollados.
Los problemas con el modelo ideal, señala Vazquez Maggio en su texto, surgieron primero del pago de licencias y regalías por la importación de tecnología; segundo el mercado no era suficiente y la industria terminaba por ser de altos costos y no competitiva.
Además, las estructuras del mercado en países como México permitió estructuras concentradas y oligopólicas, reforzadas por una política proteccionista que generaba altas ganancias para los empresarios, pero quienes no innovaban, quedando trunca la industrialización total.
La académica señala también que el modelo generó un una creciente desigualdad, ya que logró fortalecerse el lado de la oferta, pero el de la demanda quedó rezagado al no poder absorber toda la mano de obra, con lo que los sueldos cayeron.
A su vez en el mercado mundial, la sustitución de importaciones no generaba suficientes exportaciones, mientras los países se endeudaban hasta que la caída del precio del petróleo y el aumento de la tasas de interés generó una crisis que puso fin al modelo.
El académico José Manuel Magallanes Alva en su publicación de abril de 2020 “El estado benefactor y el modelo industrializador por sustitución de importaciones en México” señala que durante el periodo del modelo las consecuencias negativas fueron la inflación derivada de la inversión en programas sociales, la subida de costo de las manufacturas y la afectación al mercado interno.
Entre sus conclusiones señala que el modelo no tuvo una planificación adecuada ya que se realizó imitando sistemas económicos y políticos en otros contextos.