¿Qué pasaría si México fuera anexado por Estados Unidos? Esto dice empresario
Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, planteó durante una entrevista que se ha estado “subsidiando” a México con 300 billones al año y que por eso debería permitirse al país volverse un estado.
La declaración generó controversia, en especial tomando las declaraciones expansionistas que ha pronunciado como sumar a Canadá como estado, comprar Groenlandia o recuperar el Canal de Panamá para Estados Unidos.
El empresario Alfredo Nolasco-Meza planteó que el evento de una “anexión” da pie a explorar retos y oportunidades de integrar a dos naciones distintas.
Nolasco-Meza parte que hay raíces históricas de donde Estados Unidos puede querer anexar a México, comenzando por su expansión al Oeste, primero comprando el territorio francés de Luisiana y luego la anexión de Texas a los pocos años de separarse de México.
Le seguiría la intervención estadounidense de 1846, donde México perdió la mitad de su territorio bajo el Tratado de Guadalupe Hidalgo, entre ellos los actuales estados de California, Arizona y Nuevo México.
Documentos de la época señalan que legisladores racistas en Estados Unidos se negaron a anexar todo México luego de la derrota declarando uno de ellos “Nunca hemos soñado con incorporar a nuestra Unión otra raza que no sea la libre raza blanca. Incorporar a México, sería la primera instancia del tipo de incorporar a la raza india; porque más de la mitad de los mexicanos son indios y la otra está compuesta de tribus mezcladas…”
En el terreno cultural, plantea Nolasco-Meza, la integración enfrentaría retos significativos, porque México tiene una profunda identidad moldeada por siglos de herencia indígena, española y mestiza, la cual respondería con movimientos de resistencia a preservar sus tradiciones si fuera forzada a asimilarse a un marco predominantemente anglosajón.
En el terreno social, surgirían tensiones en Estados Unidos por la inmigración (que ya solo sería de los extranjeros) y el multiculturalismo. Es por ello que surgiría oposición de los estadounidenses a perder su “cohesión cultural”, mientras los mexicanos se resistirían a las imposiciones de un gobierno extranjero.
Incluso llevando al surgimiento de movimientos por los derechos civiles contra la desigualdad como lo fue durante la década de los 60s, en contra de la discriminación histórica y que con la integración podría exacerbar tensiones raciales.
Además el español se volvería dominante en muchas regiones y el catolicismo sería la principal religión.
A su vez, la población de México, compuesta de más de 130 millones de personas alteraría radicalmente el panorama político en Estados Unidos, ya sea si fuera integrada como un solo país o dividida en varios estados, llevando a cambios en la dinámica electoral o en el Congreso.
Nolasco-Meza señala en la columna publicada en el portal Mexico Business News que en el tema de gobernanza, México tendría que modificar su estructura basada en la tradición de derecho civil a alinearse con la de Estados Unidos que es un sistema de derecho consuetudinario, requiriendo una cooperación sin precedentes con Estados Unidos.
La resistencia de ambos lados tendría un incremento al llegar al terreno económico, donde mientras México es rico en recursos naturales y cuenta con una población preparada, con la integración se eliminarían las barreras migratorias, provocando conflictos por la competencia de empleos, un aumento en las inversiones para extender los servicios a las regiones más pobres del país y ofrecer los programas sociales.
Para el también asesor empresarial y actual líder de la agencia especializada en atracción de inversión extranjera Spyral, incluso con una integración pacífica tardaría generaciones en armonizarse los sistemas culturales, jurídicos, económicos y de cohesión social para ambas poblaciones.