El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández. (ARCHIVO)
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, pasó este miércoles a la historia como el primero de su país en ser sentenciado por narcotráfico en Estados Unidos, donde se le condenó a 45 años de prisión.
Nacido en 1968, con 55 años de edad, el expresidente Orlando Hernández parece estar destinado a pasar el resto de su vida en prisión.
En el Parlamento, Hernández, quien se definía como un hombre "disciplinado", quizá por su formación secundaria en un Liceo Militar, en la norteña San Pedro Sula, fue secretario y luego titular de ese poder del Estado, del que saltó a la presidencia de Honduras en 2014.
"Soy Juan Orlando Hernández, vengo de las tierras del indómito cacique Lempira (indígena que luchó contra los conquistadores españoles), de la mano de Dios y por la voluntad mayoritaria del pueblo hondureño, ahora soy el nuevo presidente de Honduras", exclamó Hernández al final de su discurso de toma de posesión, el 27 de enero de 2014.
El segundo mandato de Hernández fue marcado por un descontento nacional y violencia debido a su polémica reelección, en noviembre de 2017, además con "fraude", según las principales fuerzas de la oposición.
En febrero de 2022, el expresidente fue detenido en su residencia en Tegucigalpa poco después de concluir su mandato y en abril fue extraditado a Estados Unidos, siendo juzgado en Nueva York.
Las acusaciones
Juan Orlando Hernández fue acusado de conspirar para traficar 500 toneladas de cocaína desde 2004 por Centroamérica y México rumbo a EUA con el Cártel de Sinaloa y policías y militares corruptos y mafias de Honduras, transformándose en 2022 en el primer ex presidente de América Latina y el Caribe extraditado a EUA por narcotráfico en más de 50 años de guerra mundial contra las drogas.
Estados Unidos informó que investigaba a Hernández desde 2004 por sus vínculos con el narcotráfico.Los cargos en su contra fueron narcotráfico, contrabando de armas, asociación ilícita y nexos con el crimen organizado.
Una acusación es por conspirar "para importar una sustancia controlada" a EUA, con el "conocimiento de que dicha sustancia sería importada ilegalmente" en ese país. Otra es por "usar o portar armas de fuego, o ayudar e instigar al uso, el poder y la posesión” de “ametralladoras y dispositivos destructivos".
También se le culpa de conspirar "para usar o portar armas de fuego, incluyendo ametralladoras y dispositivos destructivos (...), en apoyo de la conspiración de importación de narcóticos". Con este caso quedó una vez más al descubierto la huella de "El Chapo" en Centroamérica. Los procesos revelaron que, como candidato presidencial del Partido Nacional, entonces partido oficialista o gobernante, el ahora ex presidente supuestamente recibió un millón de dólares en 2013 de "El Chapo" para financiar la campaña de ese año que le llevó a la presidencia en 2014.
Las pesquisas estadounidenses determinaron que un emisario de alto rango de "El Chapo" se reunió en Honduras en el último trimestre de 2012 con poderosos dirigentes políticos hondureños en una hacienda del nororiental departamento (estado) de Colón, Honduras.
El mensajero de Guzmán Loera les entregó dinero para financiar las campañas electorales y precisó las condiciones para desarrollar los negocios del Cártel de Sinaloa con su aparato de "lavado" de dinero. El turbio trillo de "El Chapo" en Honduras se reconfirmó en los juicios en Nueva York a Juan Antonio Hernández Alvarado, alias "Tony", hermano del ex mandatario y capturado por narcotráfico en 2018 en EUA, y a otros 29 hondureños—políticos, policías y jefes criminales de Honduras—efectuados desde 2017 en Nueva York.
De acuerdo con la indagatoria de EUA, "Tony" actuó de intermediario en la maniobra criminal entre su hermano y los mafiosos. El ex presidente fue llevado a Nueva York con un precedente de temor: su hermano fue sentenciado en 2021 en EU a cadena perpetua más 30 años de cárcel por narcoactividad. Hernández sucedió en 2014 en la presidencia a Porfirio Lobo (2010-2014) en medio de una honda penetración de Guzmán y sus estructuras del Cártel de Sinaloa. Fabio, hijo de Lobo, fue detenido en 2015 en Haití por narcoactividad y condenado, en 2017 en Nueva York, a 24 años de cárcel por traficar drogas con el Cártel de Sinaloa.