Enhorabuena por la presidenta Claudia Sheinbaum que decidió asistir y participar esta semana en la Cumbre de Lideres del G20 en Rio de Janeiro, en Brasil. El trato, la interacción y comunicación personales, junto con la posibilidad de sostener diálogos directos e intercambiar perspectivas con otros Jefes de Estado y de Gobierno serán experiencias valiosas para ella al comenzar a dirigir la política exterior y conducir las relaciones internacionales y regionales de México. Las reuniones cumbre ofrecen oportunidades únicas e irremplazables para profundizar e incidir en las decisiones mundiales, exponer iniciativas y asumir compromisos, en relación con los temas más complejos, acuciantes y urgentes de la agenda global. Además, en los márgenes de las sesiones plenarias, hay espacios muy útiles y oportunos para sostener conversaciones bilaterales y atender de manera directa, al más alto nivel, asuntos de fondo con otros líderes, realizar intercambios fructíferos, identificar prioridades, asignar tareas y encargar responsabilidades a delegados y representantes diplomáticos.
En esta Cumbre del G20 en Rio los mandatarios de las veinte economías más grandes del mundo: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Corea del Sur, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, junto con la Unión Europea y la Unión Africana, así como España, país invitado permanente, y otros invitados especiales del presidente Lula da Silva, en su calidad de país anfitrión, como Angola, Bolivia, Chile, Colombia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Malasia, Nigeria, Noruega, Portugal, Paraguay, Qatar, Singapur, Tanzania, Uruguay y Vaticano discutieron temas como la inclusión social, la lucha contra las desigualdades, incluida la conformación de una alianza global para luchar contra la pobreza. Igualmente, debatieron vías concretas para impulsar reformas de las instituciones financieras para resolver los grandes desafíos de la gobernanza global y conseguir un multilateralismo eficaz, a fin de redoblar sin demora los esfuerzos para combatir el cambio climático, avanzar en el desarrollo sustentable y lograr, en el menor tiempo posible, la estabilidad financiera internacional, una nueva fiscalidad corporativa internacional y conseguir la impostergable transición energética.
Durante la presidencia anual del G20, Brasil trabajó arduamente, promoviendo una agenda en verdad ambiciosa. El trabajo intenso de los ministros de finanzas, los gobernadores de los bancos centrales y los funcionarios designados como sherpas permitió avanzar y alcanzar una redacción consensuada para aprobar una declaración final donde quedan recogidos los temas, las principales discusiones, propuestas y recomendaciones.
En conjunto, el G20 reúne al 66% de la población y el 85% del Producto Interno Bruto mundiales, también concentra más del 75% del comercio internacional. Cuenta con 14 organizaciones internacionales asociadas, cuyos titulares también colaboran en los trabajos del foro, empezando por el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas y los responsables del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Consejo de Estabilidad Financiera, la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Mundial de Comercio y la Organización Mundial de la Salud. A nivel regional, participan la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la Nueva Alianza para el Desarrollo de Africa, la Comunidad del Caribe, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Desarrollo de América Latina y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
El G20 ha conseguido asegurar una creciente participación de la sociedad civil, de las empresas a través del Business 20, de las organizaciones no gubernamentales en el Civil 20, de los sindicatos en el Labour 20, de los científicos en el Science 20, de los centros de pensamiento estratégico en el Think Tank 20, de las mujeres y las organizaciones feministas en el Women 20 y de los jóvenes en el Youth 20.
Días antes de la Cumbre de lideres se realizó la Cumbre del G20 Social donde participaron miles de voces de ciudadanos y de la sociedad en general, con el objetivo de escuchar aquellos temas y reunir planteamientos diferentes los cuales no necesariamente provienen de los gobiernos, siendo decisivos para avanzar en materia de desarrollo sustentable, desarrollo humano, comercio justo, inversiones productivas, energías renovables, transparencia y combate a la corrupción, empleos dignos, infraestructura productiva, educación de calidad, salud, economía verde, economía digital, agricultura y turismo responsables. La declaración final del G20 Social constituye un importante llamado a nivel global en favor de la inclusión, la justicia climática, la democracia y las urgentes reformas a la gobernanza mundial. Está también la propuesta de alcanzar un acuerdo de un impuesto mínimo global para que los multimillonarios paguen cada año al menos el 2% del valor de sus riquezas.
Los resultados concretos de los encuentros bilaterales entre la presidenta Sheinbaum y los presidentes o primeros ministros de Brasil, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, China, Japón, Francia, Reino Unido, Vietnam y del grupo MIKTA se conocerán en las acciones de política exterior que se emprendan. La participación en la Cumbre del G20 en Rio y el conjunto de las reuniones bilaterales deben ser valoradas positivamente como un interés anticipado de la primera mujer presidenta de México y del Secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente en volver a participar efectivamente en las discusiones y foros internacionales.
Nunca como ahora fue más importante que un país del peso y la capacidad constructiva como México recupere un lugar propio, definido, en el concierto internacional, eleve su voz en un mundo polarizado que enfrenta un cambio de época, fragmentado por múltiples crisis, cuando escuchar, dialogar y acordar resultan determinantes. Cuando la diplomacia mexicana puede evitar quedar aislados y subordinados.