Ricardo, junto con sus familiares, trabaja en la construcción de dos locales comerciales y unos departamentos en Ciudad Lerdo.
Ricardo de Jesús tiene 30 años, de los cuales 16 los ha pasado como albañil en diversas construcciones junto con sus hermanos y demás familiares. Es una profesión que le apasiona pues cada día se va sorteando un riesgo diferente, desde casi rozar con cables de alta tensión hasta cargar bultos de cemento de 50 kilos hasta un primer o segundo piso de una vivienda o edificio.
Este 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, también se le conoce como el Día del Albañil, al ser la Santa Cruz "la patrona" de estos trabajadores, pues la fecha se relaciona con la construcción de la primera capilla en el cerro del Tepeyac en México.
Como en cada obra, en el inmueble en el que trabaja Ricardo se colocó una cruz en la parte más alta, que se adornó con papel brillante y unas flores multicolores para que los acompañe siempre y los proteja de los peligros.
Ricardo, junto con sus familiares, trabaja en la construcción de dos locales comerciales y unos departamentos en Ciudad Lerdo, ubicados en la colonia Magisterial, donde la música, los chistes y sobre todo el albur, son cosa de todos los días.
Gracias a que su padre lo enseñó desde muy pequeño, Ricardo cuenta con 16 años de experiencia, pues al cursar su primer año de secundaria decidió abandonar sus estudios para dedicarse de lleno a la albañilería para poder ganar su propio dinero.
"Sé hacer de todo, desde una casa desde abajo hasta dejarla lista para que la habiten, pintura, vitropiso, cantera, albercas, muchas cosas. Me iba con mi papá desde los 10 años. Me gustaba y agarraba dinero, desde muy chico", compartió el joven albañil.
Aunque llega a cargar más de 50 kilos sobre su cabeza, además de subir y bajar decenas de veces al día las escaleras, en ocasiones improvisadas, para Ricardo lo más pesado es excavar y enfrentarse a las altas temperaturas.
"Es de lo más difícil, porque a veces nos toca blandito y a veces muy duro que no entra el pico y sale uno bien adolorido. El calor también es bien feo. Hay veces que no lo aguanta uno, y anda uno escondiéndose del sol", dijo el trabajador de la obra, quien aseguró que mantenerse hidratado es importante, pero en el buen sentido de la palabra, pues reconoció que hay compañeros que llega el viernes o sábado y se escapan para beber algo de alcohol y con ello, refrescarse.
Hasta el momento, Ricardo no ha sufrido accidente alguno ni sus compañeros, "y no queremos que suceda", por eso dijo, que se debe estar "bien vivos" para poder enfrentarse a las diversas condiciones que se presentan
