Rubén Molina, coreógrafo cordobés, estrena 'La salida'. Foto: captura de pantalla.
El bailaor y coreógrafo cordobés Rubén Molina estrena 'La Salida', un espectáculo en el que el flamenco se convierte en vehículo para hablar de la identidad y los problemas de las minorías, desde la gordofobia a los genocidios, y con el que su compañía reivindica el lugar de este arte en París.
"Esta obra viene de una experiencia personal de pequeño, lo que llamamos el 'bullying' (acoso escolar), y a partir de ahí yo quería escenificarlo, dar una dramaturgia y, evidentemente, coreografiarlo", explica a EFE Molina en la antesala de las primeras representaciones, que tendrán lugar el 19 y el 20 de abril en el Théatre de l'Atelier.
El título del espectáculo hace referencia a esa vía de escape, a la apertura de nuevas posibilidades, que representa tanto para él como para el resto de su equipo la danza y, más concretamente, el flamenco.
Esa expresión artística característica del sur de España, combinada con elementos del pop, del teatro, de la danza contemporánea e incluso con algo de soul, sirve para abordar -e invitar a superar- muchos 'ismos' y 'fobias' persistentes en nuestros días, como el racismo, la homofobia (masculina y femenina), la xenofobia, el machismo o la gordofobia.
"La danza, al ser un lenguaje universal, y el flamenco, con esa fuerza y viniendo de un arte de las minorías, un arte de la reivindicación, qué mejor material para hablar de todo eso", consideró el bailaor y coreógrafo cordobés.
En particular, sobre la gordofobia, un problema que él ha "vivido en casa", Molina apuntó que es un tema que apenas se ha puesto en escena y del que no se habla lo suficiente, especialmente más allá del mundo de internet.
"Nosotros tenemos acceso en el teatro a otras personas que a lo mejor no están en redes, a otras edades. Esa es la idea", apuntó el director y cointérprete de 'La Salida', un espectáculo que también debe mucho a la inspiración que Molina sintió leyendo el libro 'Sister Outsider', de la escritora y activista afroamericana y feminista Audre Lorde.
Flamenco abierto al mundo
Junto a Molina, que se mudó a París hace una década, se subirán al escenario varios de los miembros de su compañía de flamenco, La Nueva, que es la única de gran formato establecida de manera permanente en París: Paloma López, Lori la Armenia, Araceli Molina y Caroline Pastor en la parte de baile; Marc López a la guitarra y Ana Brenes como cantante.
Es un elenco multicultural, con andaluces, catalanes, una armenia y una francesa, que da testimonio de que el flamenco, al fin y al cabo, es un arte mestizo.
"Como un arte viva que es, sigue evolucionando", recalca Molina, que ha trabajado con la Ópera de Roma; con la reputada coreógrafa Blanca Li y con la actriz Rossy de Palma; con el Instituto Cervantes y con grandes casas de moda como Dior o Juana Martín, entre otros.
Además, gracias a las propuestas de nuevas generaciones de artistas, el flamenco se está transformando y aumentando su capacidad de llegar a nuevos públicos.
"Esta maravilla que es el flamenco se tiene que abrir al mundo y lo está haciendo. Yo creo que se está convirtiendo en algo más popular de lo que lo era hace cinco años", razona el también responsable de espectáculos como 'Mátame' o 'From Córdoba to New York'.
En París, Molina encontró una gran comunidad dedicada al flamenco y, sobre todo, "muchas más facilidades para la cultura" y apoyos para crear estructuras como su compañía. Eso sí, para hacerse un hueco en la escena de la capital gala "hay que trabajar muchísimo", admite también el artista cordobés, de 39 años.
Tras el estreno en Francia, 'La Salida' tiene planes para viajar a Alemania, pero aún no a España, si bien Molina espera que su espectáculo también pueda llegar allí a los escenarios.