En la puerta 7 ya no hay veladoras, ni la reja está abollada, en cambio hay botes vacíos de cerveza, de refresco y bolsas de plástico que levanta el viento fresco de la tarde. A las afueras del estadio de fútbol de Torreón el ambiente de este sábado fue tranquilo, ajeno a la tragedia de hace días, cuando una señora murió atropellada y cuatro más resultaron lesionadas de gravedad ante la embestida de una mujer a bordo de una camioneta.
"Boleto, boleto caballero, ¿no le hace falta boleto, amigo?" ofrece Margarita, una de las "taquillas ambulantes", que también dirige el pase de los autos al estacionamiento del estadio por la puerta 7.
Este sábado 10 de febrero desde temprano por la tarde, se desplegó un amplio operativo de seguridad para evitar cualquier incidente violento antes, durante y después del partido entre Tigres de Nuevo León y Santos Laguna, sobre todo porque la rivalidad de los fanáticos de estos dos conjuntos es de alto riesgo.
Pero no viajaron las porras de Tigres al Territorio Santos Modelo, se quedaron en Monterrey para evitar cualquier encontronazo.
Como parte del operativo de vigilancia se recorrieron las instalaciones con los binomios del K9 para detectar cualquier situación que pusiera en riesgo la seguridad.
En las carreteras se instalaron tres anillos de seguridad, el primero en La Cuchilla, donde se halla la caseta de cobro de la autopista Torreón-Saltillo, en las ladrilleras de Matamoros también se instalaron cuerpos policiacos, y el tercer anillo de seguridad se colocó en el puente conocido como El Caracol, sobre la autopista a Chihuahua. También alrededor de todo el estadio se desplegaron elementos de seguridad. La orden fue permanecer a los alrededores hasta que saliera la última persona del lugar; en total fueron mil 250 elementos policíacos dispuestos en torno al inmueble.
Algunos aficionados comenzaron a tomar cerveza antes del partido, como no los dejaron entrar con los botes, la bebieron velozmente a las puertas del estadio.
Sin novedad, reportaban las policías, cuando a lo lejos comenzaron a escucharse gritos, cantos y tamborazos, era la porra oficial del equipo de casa a bordo de dos camiones de pasajeros, y detrás de éstos una camioneta tipo Van, que viajó desde Juárez, Chihuahua, para apoyar al Santos; sobre el techo cantaba de pie Víctor Omar López Tovar.
"¡Somos la Komún de Juárez!" Gritaba desde el techo, de donde bajó cuando los detuvieron en la puerta.
"Salimos a las 12 de la noche y llegamos a las 11 de la mañana, somos 20 personas, somos hinchas, somos la Komún de Juárez, allá está lleno de puros laguneros; de cinco partidos como locales venimos a tres", aseguró.
El personal de seguridad no permitió el acceso de la camioneta, solo de los fanáticos. "No somos nosotros los del desmane", aseguró al tiempo que cargó a Yomara, su pequeña hija de tres años, quien deseo que el Santos ganase dos a cero...
Arrancó el primer tiempo y casi de inmediato explotaron fuegos artificiales, fue el primer gol de Tigres autoría de un exsantista. No pasó mucho tiempo y cayó el segundo.
Afuera un par de jóvenes recogía la basura, que echaban en dos enormes bolsas. Las patrullas de policía mantenían los motores encendidos, de vez en cuando dejaban su lugar y salían a recorrer los alrededores.
Los puestos de lonches de adobada estaban sin gente, ni se escuchaban gritos o porras desde el estadio, pocos aficionados llegaron tarde.
Después del tercer tanto de los visitantes, desde el campo se escuchaban los abucheos hasta la calle, y algunas familias comenzaron a abandonar el estadio.
Fue evidente la presencia de niños y niñas vistiendo las playeras de sus equipos. Sobre una camioneta azul pasó un grupo de aficionados de Tigres cantando, felices, nadie los increpó, voltearon a ver al elotero quien ofrecía a gritos su mercancía afuera de la puerta 7.
Este sábado 10 de febrero desde temprano por la tarde, se desplegó un amplio operativo de seguridad alrededor y dentro del estadio. (VERÓNICA RIVERA / EL SIGLO DE TORREÓN)