Esta semana se efectuó la Convención Nacional Demócrata, donde grandes oradores se presentaron ante multitudes en Chicago para legitimar lo que ya se había decidido, la candidatura de Kamala Harris como presidenciable. Así mismo, quedó sellado el respaldo a la llegada de Walz a la candidatura por la Vicepresidencia, dada su trayectoria y su muy atinada mención como gobernador de Minnesota al llamar a Trump y sus seguidores como “raritos”.
Esa ruta táctica de comunicación política se ha viralizado entre demócratas y electores del país, al grado que Michelle Obama y Barak Obama la elogiaron para que la campaña se centre en la personalidad de Trump.
Con ello asumen que se puede revertir los efectos eficaces de Trump de poner apodos, caricaturizar a sus rivales, al presentarles de una manera deforme; buscan revertir la especie de bullying político propio del republicano buscando darle una sopa de su propia de su propio chocolate: centrar la crítica en su persona, subrayando su egoísmo, figura pequeña, ridícula, avara y lejana de los intereses de los Estados Unidos.
Así, los discursos en la Convención Nacional Demócrata fueron llevados con gran planeación y resonancia, posicionando Kamala y Walz a sus propias familias extensas, la importancia de sus valores éticos, además de lograr sortear de manera hábil y colocar oradores que defendieron la importancia de Medio Oriente.
En efecto, Kamala Harris insistió en que se debe priorizar se recuperen los rehenes y el derecho a defenderse por Israel, y con un mensaje muy elocuente, insistió en una propuesta poco realista de la necesidad de reconocer la autodeterminación del pueblo Palestina. Ese doble discurso se parece mucho a la posición de Biden y los demócratas hacia el reconocimiento de los dos Estados, aunque ahora mismo los actores clave en Medio Oriente siguen viendo inviable esa posibilidad.
La respuesta de Trump no se hizo esperar. Intentó en Fox News para sus seguidores el revire de los ataques políticos que estuvo recibiendo, lamentablemente para él sin mucho éxito.
El oxígeno para Trump llegó de Robert F. Kennedy: suspendió su campaña independiente como presidenciable y le otorgó su apoyo este viernes pasado al candidato republicano, pactándose que, de llegar a la Presidencia, se creará una Oficina presidencial exprofeso para investigar los asesinatos políticos en Estados Unidos, incluyéndose el perpetrado contra él y el consumado contra el expresidente Kennedy.
A 15 días del debate presidencial Harris / Trump, esta elección avanza cada vez más hacia una dialéctica tribal de confrontación personal (con argumentos ad hominem): Por un lado, con Trump afrontando sus negativos con el respaldo de Robert F. Kennedy y buscando centrar su posición anti Harris en temas clave como la economía/inflación, seguridad fronteriza y crimen, mientras por el otro, Harris camina por la puerta grande en la lucha por la Presidencia: cohesión partidista en torno a ella, demostrando grandes habilidades oratorias, visibilidad mediática viral consolidada en una convención exitosa, copioso financiamiento nacional y gran capacidad de atracción de electores a escala nacional en todos los segmentos clave.
¿Semana apoteósica para los demócratas o el juego por la Presidencia ha renacido? ¿Electores indecisos mantendrán resguardado en secreto su voluntad frente a las encuestas nacionales y decidirán hasta el momento final los 7 estados clave la Presidencia y las mayorías en el Congreso estadounidense?