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No hagas cosas buenas...

Tirar el legado

ENRIQUE IRAZOQUI.-

Faltan 24 días para que conclua el mandato del presidente Andres Manuel López Obrador y llegue a la titularidad del Poder Ejecutivo federal la doctora Claudia Sheinbaum, primera mujer en México en la Presidencia de la República.

López Obrador sin duda ocupará un lugar especial en la historia de este país por muchas razones.

En orden enunciativo más no limitativo, AMLO ha sido el personaje que vino a romper la inercia de lo que él llamó neoliberalismo, pero aquellos que no están idealizados pueden describir como el parteaguas de una época en México donde se había insertado una clase política complaciente, por decir lo menos, alejada en los hechos de las grandes capas de la población mexicana olvidada y relegada por el grupo gobernante

López Obrador tuvo ese acierto de saber comunicarse primero con esas grandes masas luego de ser dos veces derrotado en los comicios presidenciales, primero por ajustadísimo margen ante el panista Felipe de Jesús Hinojosa y seis años después, en 2012 por el priista Enrique Peña Nieto.

El hoy presidente no vaciló ni un momento en su convicción de llegar a la primera magistratura en 2018 por contundente margen.

Inició su mandato con un manotazo en la mesa para cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) para sustituirlo por un remiendo que construyó en la otrora base militar de Santa Lucía, denominándolo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Lo nombro remiendo ya que el AIFA, aunque es una muy digna terminal aérea, su ubicación geográfica y sus capacidades operacionales están muy lejos del alcance que contemplaba el NAIM, pero el objeto de López Obrador era demostrar que él no estaba al servicio de la plutocracia prevaleciente de entonces y a sabiendas que esas acciones lo congraciaban con las masas populares que tienden por naturaleza a la destrucción.

Durante el sexenio hay que resaltarlo, el gobierno de Andrés Manuel ejerció una disciplina financiera notable, algunos podrán llamarla conservadora, que le permitió a su administración conservar los fundamentales financieros que a la postre entregaron estabilidad en la economía nacional. El actual presidente optó durante la pandemia de COVID-19 no ejercer déficit público (contratación de deuda pública para inyectarla al mercado intentando incitar el giro de la rueda de la economía), excedente lo que si bien profundizó el estancamiento del producto interno neto y a la postre la quiebra de muchas empresas que no lograron sobrevivir a los estragos de la pandemia, arrojó a final de cuentas unas finanzas sanas que permitieron por primera vez en la historia de México, una apreciación sin precedente frente al dólar. Misma que se ha desvanecido desde junio pasado, pero por otras razones.

También AMLO como ningún otro, impulsó un alza real a los salarios mínimos, que por primera vez en décadas superó a la inflación, lo que le permitió a una gran parte de la clase trabajadora poder recuperar poder adquisitivo y brindar un poco de equidad en el reparto de la riqueza en México. Cuando López llegó al poder el salario mínimo estaba casi en 99 pesos, hoy el monto es de 248.90 pesos, 2.8 veces más que cuando llegó al poder.

También durante su mandato impulsó una reforma para moderar el outsourcing, para evitar el abuso de algunos empleadores que a través de despachos contables eludían el pago de la seguridad social y de la obligación del Impuesto Sobre la Renta en detrimento de los derechos laborales en primera instancia y bordeando la obligación de patrón de enterar el impuesto a la hacienda nacional.

Los programas sociales del casi terminado sexenio fueron al final de cuentas una vía para sacar a más de 9 millones de mexicanos de la pobreza, y aunque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) también da cuenta un incremento menor de los mexicanos en pobreza extrema, López Obrador es el personaje que realmente sacó a millones de una situación de casi supervivencia.

Las obras faraónicas como el Tren Maya o la refinería Dos Bocas en Tabasco, pueden resultar controversiales, pero al final allí están.

La tragedia de López Obrador es que aunque su honestidad probada, su vocación de representar a los que menos tienen, a los olvidados, su capacidad para no caer seducido ante el dinero, no le alcanzó para no dejarse llevar por el rencor,

Está reprobado en cuanto a la administración de seguridad pública y su administración batió récords en homicidios y personas desaparecidas. Qué decir del destrozado sistema de salud o de retroceso en materia ambiental y de generación de energías verdes; la reforma educativa impuesta por los suyos ha condenado en el mediano y largo plazo a ampliar las diferencias sociales, en vez de haber promovido la cohesión.

Una clara mayoría aprueba su gestión y liderazgo del tabasqueño, y la gente de razón debe reconocerlo, como también deben saber que esta última vendetta de la reforma judicial que está por cristalizarse, condenará a este país a un retroceso sin precedente, Qué manera de tirar al basurero su legado.

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Escrito en: Enrique Irazoqui columnas Editorial

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