El contingente salió de la Fuente del Pensador, en la Alameda Zaragoza, pasadas las 18:00 horas de este viernes 1 de noviembre. Más de 760 laguneros marcharon ante la caída del sol en la tercera edición del Desfile de Día de Muertos, organizado por el Municipio de Torreón.
Enseguida tomaron la avenida Juárez, rumbo al poniente. Iban a pie, en carros alegóricos o montados a caballo. Vistieron de catrinas, catrines, charros, personajes de películas como Coco, danzantes aztecas, calaveras, diablos, monjas que evocaban a Sor Juana Inés de la Cruz. Se acentuaba el naranja de las flores de cempasúchil, el olor del copal, los sombreros y penachos que de repente cortaban el aire con sus plumas.
En total fueron 31 comparsas las que se congregaron en este evento, entre compañías de danza folclórica, bandas, grupos musicales, escuelas, dependencias municipales, equipos deportivos, artistas circenses y jinetes. Además, se registraron 14 carros alegóricos.
Algunas de las comparsas sobresalieron con sus propuestas, como los jóvenes músicos de la Bulldog Marching Band, quienes con sus instrumentos iluminados y decorados con cempasúchil, iban interpretando melodías como Viento, de Tropicalísimo Apache; El oso polar, de la Sonora de Sonoras; Huapango, de José Pablo Moncayo; La Bikina, de Luis Miguel o Sabes una cosa, de Armando Manzanero.
Mientras que los bomberos de Torreón también circularon sobre sus característicos camiones, iban maquillados y enviando saludos a la gente que se aglutinaba en las aceras. Por ahí se asomó el Pollo Lagunero, la mascota del equipo de béisbol Algodoneros del Unión Laguna. Otro carro alegórico pasó con la leyenda “Pa’l Panteón”. Se escuchó el sonido de la banda sinaloense, los gritos de los charros, los cascos de los caballos pisando el pavimento.
El contingente cruzó calles emblemáticas como la calzada Colón, metros adelante dio vuelta a la izquierda en la calle Galeana, bordeando el Palacio Federal, para finalmente dirigirse a la explanada de Plaza Mayor, donde se montó un escenario. Allí amenizó la Banda Municipal, bajo la dirección del maestro Juan Barrios.
En Plaza Mayor se observaron las familias, los pequeños pidiendo fotos con los catrines y catrinas. También se instaló un gran altar de muertos en las escalinatas de la Presidencia, el cual se dedicó a los fundadores de la ciudad. Al terminar el desfile, la verbena popular estuvo a la vista.
El arquitecto Antonio Méndez Vigatá, director del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE), indicó que uno de los elementos importantes de este desfile fue la apropiación de las calles por parte la ciudadanía.
“No es solamente celebrar un evento que tiene una parte identitaria muy fuerte para nosotros como mexicanos, porque tiene orígenes prehispánicos, sino también es una forma de demostrar que la ciudad es tuya”.
(FOTO: FERNANDO COMPEÁN)