Donald Trump se comprometió durante su campaña poner en cintura a los capos y frenar el tráfico de fentanilo a Estados Unidos, al igual que las demás drogas químicas. Ha dicho reiteradamente que prácticamente desde el día uno de su gobierno va a "tener una frontera fuerte y poderosa; por lo que la vamos a sellar rápidamente…En realidad, no tenemos elección…Cuando la gente ha matado y asesinado, cuando los capos de la droga han destruido países, ahora van a regresar a esos países porque no se van a quedar aquí".
Trump, terco en crear tensiones y amenazas entre los dos países, se enfrenta a la reacción de la doctora Sheinbaum que ha reafirmado el orgullo de México por su historia y cultura y hace un llamado a fortalecer los lazos entre Canadá, EUA y México. Sheinbaum reiteradamente ha señalado que México no caerá en provocaciones de ningún tipo y que en la relación entre ambos países debe prevalecer la colaboración en temas clave como el comercio y la seguridad.
Trump no ceja. Fiel a su intención de poner en práctica sus temas prioritarios como el control fronterizo y la reestructuración de la burocracia federal, ha designado en su nuevo gabinete a personajes que representan la postura más dura y radical sobre todo en lo que se refiere al combate a las drogas y a la política migratoria.
El senador Marco Rubio será el próximo secretario de Estado, quien al aceptar el nombramiento señaló "Promoveremos la paz a través de la fuerza" El presidente electo nombró como subsecretario a Christopher Landau, exembajador en México durante la primera presidencia de Trump. Ambos fueron designados para "promover nuestra seguridad nacional y nuestra prosperidad a través de una "Primera Política Exterior de Estados Unidos". ¿Qué significa exactamente eso? Sólo Trump lo sabe. Pero la seguridad y la prosperidad que plantea Trump tiene en México el fentanilo, la migración y el uso brutal de aranceles de importación, son temas que en efecto, Landau conoce y los entiende bien.
Este martes Trump propuso al excoronel Ronald Johnson para encabezar la Embajada en la Ciudad de México. El excoronel tiene en su haber más de una década de experiencia en las Fuerzas Armadas y 20 años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Fue nombrado para poner políticas de mano dura frente a la crisis migratoria y el combate al tráfico de fentanilo. Johnson fue representante de Washington en El Salvador durante el primer mandato Trump con la encomienda explícita de reducir el impacto de la delincuencia organizada y los flujos migratorios. En 2019 cuando el Departamento de Estado presentó al Senado su nombramiento como embajador en El Salvador, se hizo gala de su experiencia en materia de contraterrorismo, combate al narcotráfico y refugiados. Johnson es graduado de la Universidad Estatal de Nueva York, con maestría por la Universidad Nacional de Inteligencia. Su paso por la CIA, donde estuvo involucrado en tareas de inteligencia para combatir el narcotráfico y el terrorismo, incluyó misiones en Irak y Afganistán. El republicano también anunció que planea designar a los carteles del narcotráfico como grupos terroristas, lo que, de acuerdo con las leyes de ese país, puede abrir la puerta a intervenciones militares de Estados Unidos en territorio mexicano. Todas son áreas en las que la ex boina verde tiene gran experiencia. Trump afirmó que Johnson trabajará junto a Marco Rubio, para impulsar políticas que defiendan los intereses nacionales de Estados Unidos en México. De acuerdo con las leyes norteamericanas, lo anterior abre la puerta a la intervención militar.
De darse el placet mexicano al nombramiento referido, se esfuma toda posibilidad de tratar el problema que requiere una coordinación multilateral.
Ante las medidas anunciadas por Trump no hay más que hacer valer con valentía imperturbable la soberanía de México.