Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional. (ARCHIVO)
El partido ultraderechista Agrupación Nacional se situó el domingo a la cabeza de la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, según las proyecciones de las agencias de sondeos, lo que le acerca a la posibilidad de formar gobierno en la segunda vuelta y supone un duro revés para el presidente centrista Emmanuel Macron y su arriesgada decisión de convocar una votación sorpresa.
Cuando disolvió la Asamblea Nacional el 9 de junio, tras una dura derrota a manos de la Agrupación Nacional en la votación francesa para el Parlamento Europeo, Macron apostó a que el partido opuesto a la inmigración y que tiene vínculos históricos con el antisemitismo no repetiría ese éxito cuando el propio destino de Francia estuviera en juego.
Pero no fue así. Tras conocerse que los sondeos franceses proyectaban que la Agrupación Nacional y sus aliados obtuvieron aproximadamente una tercera parte de los votos nacionales el domingo, el primer ministro de Macron advirtió que Francia podría llegar a tener su primer gobierno de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial si los electores no se unen para frustrar ese escenario en la segunda ronda el próximo domingo.
"La extrema derecha está a las puertas del poder", declaró el primer ministro Gabriel Attal. Calificó en dos ocasiones de "desastrosas" las promesas políticas de la Agrupación Nacional y dijo que en la segunda vuelta "ni un voto debe ir a la Agrupación Nacional. Francia no se merece eso".
Las proyecciones de las agencias de sondeos francesas sitúan a la agrupación de partidos centristas de Macron en un distante tercer puesto en la primera vuelta de los comicios, por detrás de la Agrupación Nacional y de una nueva coalición de partidos de izquierda que unieron sus fuerzas para impedir que ganara el poder.
La obtención de una mayoría parlamentaria le permitiría a Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional, investir a su protegido de 28 años, Jordan Bardella, como primer ministro, y coronaría sus labores de años para hacer que su partido les resulte menos desagradable a los votantes mayoritarios. Le Pen heredó el partido, entonces llamado Frente Nacional, de su padre, Jean-Marie Le Pen, que ha sido declarado culpable muchas veces de incitar al odio racista y antisemita.
De todas formas, la Agrupación Nacional aún no ha alcanzado su objetivo. Cuando aún falta otra tórrida semana de campaña antes de la decisiva votación final del próximo domingo, el resultado final de las elecciones sigue siendo incierto.
Dirigiéndose a una multitud jubilosa que ondeaba banderas francesas, Le Pen les pidió a sus simpatizantes y a los votantes que no apoyaron a su partido en la primera vuelta que lo impulsen para que gane y obtenga una mayoría legislativa dominante. Si eso ocurre, Bardella y Macron se verían obligados a alcanzar un incómodo acuerdo para compartir el poder. Macron, elegido por primera vez en 2017, ha dicho que no dimitirá antes de que expire su segundo mandato en 2027.