Unamuno leyó más de seis mil volúmenes, incluso libros en neerlandés, alemán, sueco, sin hablar esas lenguas.
En una calle escondida de piedras amarillas, rosadas, que brillan de manera única al atardecer, como todas las calles del centro de Salamanca (España), se encuentra el Museo-Casa Miguel de Unamuno (Bilbao, 1868 Salamanca, 1936). Abren pocas horas y pocos días, hay que hacer reservación y Javier es el guía que te acompaña en la visita.
Javier es un experto en la vida y obra de don Miguel de Unamuno. Explica de manera objetiva, sin adjetivos, sin mostrar emociones, sin aspavientos. Lanza interrogantes tan explosivas que nos confunden por su semblante tan serio y tan sobrio.
“Unamuno estuvo en arresto domiciliario y tuvo una visita de un desconocido, ese 31 de diciembre de 1936. Horas después había muerto en su cama, en circunstancias misteriosas e inexplicables. No hubo autopsia, un médico firmó que fue el corazón”.
Unamuno leyó más de seis mil volúmenes, incluso libros en neerlandés, alemán, sueco, sin hablar esas lenguas. Los leyó mientras traducía simultáneamente con ayuda de su diccionario en inglés. Leía muchas horas cada día recostado en su cama, apoyándose en una especie de mesita y un atril que le sostenía el libro.
Sus poemas, sus ensayos, sus libros, sus artículos periodísticos, todo, absolutamente todo, lo escribió a mano. En su Casa-Museo están sus dos bolígrafos, dos carrizos o cañas con punta de metal que rellenaba con gruesa tinta negra.
Fue rector de la Universidad de Salamanca de 1900 a 1914, en ese mismo período habitó la casa que hoy es un museo dedicado a su memoria.
En 1914 fue destituido de su puesto como rector por órdenes del rey Alfonso XIII, después de que don Miguel publicó en el periódico artículos en contra de la monarquía española, la vida personal del rey y a favor de los agricultores. Fue un gran promotor del voto femenino, que se efectuó en España hasta 1933.
INGENUO: MIENTRAS DURE LA GUERRA
“Unamuno fue ingenuo al pensar que los militares sublevados en 1936 sólo quitarían a la República que, según él, no estaba funcionando” comenta el guía del museo.
Sin embargo, don Miguel se equivocó, ya que su momentáneo apoyo a la Junta de Defensa Nacional, los militares que dieron el golpe de Estado en España, es decir, los militares que se sublevaron en contra de la República, provocó que Unamuno fuera destituido como rector de la Universidad de Salamanca.
Cabe mencionar que en esta Junta estaba el general Francisco Franco, el general Canabellas, entre otros militares de alto rango.
Varios días después, esa Junta militar le devolvió su cargo de rector de la Universidad de Salamanca. Sin embargo, en Salamanca había desapariciones forzosas, se escuchaban tiros por las noches y no era de cazadores, surgían rumores de desaparecidos y asesinatos a personas acusadas de ser rojos (comunistas) y masones.
Unamuno se negaba a creer que en Salamanca estuvieran ocurriendo estos terribles acontecimientos y sus amigos, el pastor evangélico Atilano Coco y Salvador Mila, lo intentan persuadir, pero él no los escuchó. No podía creer que la Junta militar estuviera perpetuando estos horrores.
Los días de horror continuaron en Salamanca, donde se decretó un estado de guerra. Su amigo Atilano fue apresado, acusado de ser masón. La esposa de Atilano pidió ayuda a Unamuno, le escribió una carta explicando la inocencia de su marido, le dijo que en Inglaterra, mientras su marido estudiaba para pastor, se hizo masón. Unamuno se dirigió al Palacio Arzobispal, donde Franco tenía instalado su cuartel y su casa y le pidió liberar a Atilano. Pero Franco le dijo: “Es masón”. Y así, terriblemente angustiado, Unamuno salió de la entrevista con el general.
Su amigo, el joven Salvador Vila, rector de la Universidad de Granada, también fue apresado por un grupo de falangistas.
Unamuno estuvo allí con él y no pudo impedir que lo golpearan y se lo llevaran. Vila y Atilano fueron unos de los tantos españoles que fusilaron sin juicio previo.
Esta casa museo promueve la memoria del gran escritor Miguel de Unamuno y profundiza en la época que le tocó vivir. Nuestro guía nos persuade a que indaguemos la verdad sobre la muerte de Unamuno, que sucedió en circunstancias muy misteriosas.
El guía nos recomienda ver en YouTube la película “Mientras dure la guerra”, filmada en las calles de Salamanca, en 2019, por el director Alejandro Amenábar, donde se narran esos oscuros meses en 1936 desde que los militares dan el golpe de Estado el 19 de julio, hasta el Día de la Raza el 12 de octubre, cuando Unamuno pronunció unas breves palabras en el paraninfo de la Universidad, palabras que más tarde acabarían con su vida:
“He escuchado aquí discursos contra los catalanes y los vascos, esto es una guerra fratricida, todos somos españoles, sin unos y otros, España quedaría mutilada. Mutilada y tuerta como el general José Millan Astray. Todos juntos debemos luchar por España, conquistar no es convertir. Venceréis porque tenéis fuerza bruta de sobra, pero para convencer hay que persuadir. Venceréis, pero no convenceréis”, expresó don Miguel. Días después de pronunciar estas palabras en el paraninfo universitario salmantino, Franco redactó un decreto que destituyó al pensador de su puesto vitalicio como rector. Condenado a arresto domiciliario, Unamuno sólo podía salir a dar paseos por su amada Salamanca con dos policías caminando detrás de él, que tienen órdenes de dispararle si Don Miguel se llegase a acercar a la estación de tren o intentase correr.
El 31 de diciembre recibió a un visitante desconocido y horas después falleció en su cama, nos cuenta Javier, el guía del museo.