A través de la historia, los hombres han ejercido una tiranía extravagante y voluntaria: Han establecido sofisticados parámetros de belleza y con ellos, la ineludible imposición de la moda.
En el siglo XVII y más aún, todas las mujeres deseaban tener el "cuerpo diábolo", busto realzado, cintura afinada al extremo y caderas anchas. Para ello se valieron del corsé. Las jóvenes de la nobleza llegaban a forzar tanto esa prenda para verse finas que era común que perdieran el sentido y se desmayaran. Dado que los desvanecimientos eran frecuentes, los artesanos y artistas que construían muebles, concibieron uno nuevo para las residencias francesas de la aristocracia. Se la denominó la chaise longue o silla larga, allí podían reposar las damas con sus enormes faldas, asfixiadas casi por el ajustado corsé. Irónicamente, la gente del pueblo bautizó a este mueble como el sillón de los desmayos.
Durante siglos se han acometido todo tipo de ideas, proyectos y costumbres que han sido incómodas, dolorosas e insalubres. Las personas las han aceptado mansamente para sentirse pertenecientes, aprobadas o simplemente bellas.
La mayoría coincide en que hay en la actualidad más libertad y menos condicionamientos que en el pasado, quizá sí. No obstante, la tiranía existe bajo formatos más sofisticados.
¿Cuáles serán nuestros corsé y sillones de los desmayos hoy?
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